En México, las empresas no están tan familiarizadas con los seguros de construcción. Lo anterior no únicamente va en el sentido de que las organizaciones no cuentan con una póliza para proteger su bien patrimonial o el de terceros; sino en que ni siquiera realizan una evaluación de riesgos para ver si es pertinente contratar una cobertura que los respalde.
Ricardo Alvarado, Director Ejecutivo de Riesgos en Lockton México, aduce que una de las principales causas para explicar esta situación, es la falta de conocimiento que hay en las compañías en el tema.
«Más que un tema económico, desde nuestra experiencia, vemos que las constructoras que suelen no asegurarse se debe a una falta de conocimiento a la exposición que tienen ante los riesgos que hay», dice.
Por ejemplo: un error bastante usual y que denota la falta de cultura en este apartado, es que las empresas valoran la decisión de asegurarse justo antes de concluir la obra, cuando debería ser al inicio, o cuando mucho, cuando haya avanzando en un 20 por ciento de la obra:
«El seguro siempre se tiene que contratar antes de arrancar la obra, o cuando mucho, un 20 por ciento de avance. Un seguro de construcción en una obra con más de ese avance es muy complicado de colocar, y si se llega a colocar, lo más probable es que tenga muchas restricciones y haya cuestiones que la póliza no vaya a cubrir porque hay riesgos ocultos o que ya se recorrieron al llevar ese progreso. Los riesgos son mucho más altos al comienzo: en el diseño del edificio, en todos los temas de cimentación, etcétera», explica.
¿A que se expone una empresa que no hace una evaluación de riesgos en esta materia? De manera general, a dos cosas. La primera, el Riesgo de Daño Material Directo, en el que el constructor puede sufrir deterioros en la infraestructura de su proyecto, en los cimientos, en su maquinaria, etcétera; y el segundo, el daño que pueda darse a terceros (en sus bienes o en su persona), como pudiera ser, un daño físico a su patrimonio o un accidente que derive en una lesión.
Pero hay otros riesgos más particulares que las coberturas también pueden respalda, como por ejemplo, ante la exposición de desastres naturales.
En este sentido, Ricardo Alvarado detalla: «Si la empresa va a hacer una plaza comercial y tienen programada su finalización en dos años, en su modelo financiero tiene contemplado rentar alguno de los locales al término de ese plazo. Entonces, cuando ocurre alguno de los riesgos que afectan a la construcción, como puede ser un incendio, un terremoto o un huracán, que invariablemente retrase el proyecto, el constructor está asumiendo un riesgo de retraso de ingresos. Cada mes de retraso en su construcción es un mes menos que pierde en su modelo financiero. Entonces ese es un ejemplo de otro tipo de riesgo que generalmente puede ser asegurado».
Esto es solo una aproximación de algunas contingencias que se pudieran suscitar durante la obra. Sin embargo, «hay riesgos que son mucho más profundos, que dependen del tipo de construcción que se esté realizando; del lugar en el que se esté desarrollando, y de otros factores». Por ello, indica el ejecutivo de Lockton México, «es pertinente que las constructoras tengan un experto que les ayude a asesorarse».
Porque -enfatiza- «esto no significa que compren seguros, sino que tengan una claridad en el panorama de riesgo». Refiere que no todas las constructoras pueden necesitar el seguro, porque hay algunas dispuestas a asumir el riesgo porque son sólidas económicamente. Sin embargo, sostiene que lo importante es que sea una decisión «soportada o documentada; que al asumir ese riesgo sepan cuánto cuesta y qué tanto están asumiendo de ese riesgo».