fernando.granados@alumni.harvard.edu | @fgranadosfranco
Las ciudades con la mejor calidad de vida del mundo, como Vancouver, Viena, Ámsterdam o Copenhague, suelen caracterizarse, entre otras cosas, por contar con una excelente oferta de parques públicos. Sus gobiernos entienden que los parques no solo proveen beneficios económicos, sociales, ambientales y culturales para su población, sino que son activos importantes para mejorar su competitividad.
En México, por el contrario, la oferta de parques públicos es cada vez más reducida o de menor calidad, al tiempo en que zonas destinadas para grandes parques se reemplazan con facilidad por centros comerciales y desarrollos inmobiliarios. Así se desaprovecha la oportunidad para hacer de los parques catalizadores de una mejor calidad de vida.
Pero ¿qué tipo de beneficios proveen los parques a las ciudades? ¿Cómo pueden favorecer a los gobiernos, las empresas y la población? A continuación, se analizan algunos beneficios de los parques públicos, de acuerdo con investigaciones realizadas en Estados Unidos, donde existen una larga trayectoria en el estudio de los beneficios de los sistemas de parques.
Primero, los parques pueden proveer beneficios en materia de salud. Estudios muestran que los parques fomentan una mayor actividad física, lo que ayuda a reducir enfermedades como la obesidad y la osteoporosis. En Estados Unidos, se ha encontrado que las personas que residen a menos de 800 metros de un parque tienden a ejercitarse más que quienes viven más distantes, y que las actividades deportivas programadas en los parques han aumentado el tiempo promedio de actividad física en 37%.
Segundo, una mayor presencia de personas en los parques puede inhibir hechos delictivos a través de mecanismos de vigilancia pasiva entre las personas, o lo que se conoce como más “ojos en la calle”. Si bien la inseguridad en las ciudades es un problema más complejo y multifactorial, se sabe que un uso más intensivo del espacio público por parte de las personas puede mejorar la percepción de seguridad en lugares con una alta incidencia delictiva.
Tercero, la vegetación en los parques remueve contaminantes como ozono, monóxido de carbono, partículas suspendidas, entre otros. Una cobertura vegetal más extensa en las ciudades, por tanto, puede mejorar la calidad del aire y prevenir enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Las áreas verdes también reducen la temperatura promedio en las ciudades y, con ello, ayudan a prevenir impactos en la salud de las personas.
Un análisis de 14 mil condados en Estados Unidos muestra que zonas urbanas dentro de un radio de diez minutos caminando a un parque con grandes áreas verdes pueden ser hasta 6 °F más frescas. Y, a diferencia de las superficies de asfalto o concreto, las áreas verdes también facilitan la infiltración de agua de lluvia al subsuelo, lo que puede evitar inundaciones.
Cuarto, los parques proveen beneficios económicos para gobiernos locales y empresas privadas, especialmente del ramo inmobiliario, por ejemplo, aumentando la plusvalía de las propiedades adyacentes a los parques, un fenómeno para nada nuevo. Hace más de 100 años, Frederick Law Olmsted, el arquitecto paisajista que diseñó el Central Park de Nueva York, encontró que, de 1856 a 1873, el valor de los inmuebles adyacentes al parque aumentó 209 millones de dólares a raíz de la construcción del parque, aun cuando la inversión inicial de este espacio fue de 17 millones de dólares. Igualmente, el Millenium Park de Chicago, que tuvo un costo de 490 millones de dólares, ha generado una plusvalía atribuida a la construcción y equipamiento del parque de más de mil 400 millones de dólares.
En ese contexto, en Estados Unidos se estima que los parques de gran calidad pueden aumentar el valor de los inmuebles adyacentes de 5 a 15%, mientras que los de mala calidad pueden incluso reducirlo hasta en 5%. A su vez, el aumento en el valor de los inmuebles puede incrementar los ingresos municipales mediante impuestos de propiedad. La plusvalía generada por la construcción del Central Park en Nueva York, por ejemplo, permitió al gobierno de la ciudad recaudar cuatro millones de dólares anuales adicionales, un monto superior al costo anual de la deuda adquirida para la construcción del parque mismo.
Quinto, los parques pueden mejorar los resultados comerciales de los proyectos inmobiliarios, considerando, por ejemplo, que en Estados Unidos el 55% de la población considera que la proximidad a parques y áreas verdes es un factor importante en su decisión de dónde vivir. En ciudades como Denver, Colorado, 48% de la población estaría dispuesta a pagar más por vivir en una colonia con parques y áreas verdes.
En México, un caso emblemático de cómo los parques contribuyen al desarrollo inmobiliario es el Parque La Mexicana, en Santa Fe en Ciudad de México. Su construcción corrió a cuenta de una empresa inmobiliaria en un predio de propiedad pública, a cambio de obtener los derechos para desarrollar edificios de departamentos y oficinas en los predios adyacentes. El parque no solo fue un facilitador del proyecto inmobiliario, sino que además aumentó su plusvalía y creó uno de los únicos parques públicos en esa zona de la ciudad. Actualmente, tres millones de personas visitan el parque cada año.
Sexto, los parques pueden mejorar la competitividad urbana y ayudar a las ciudades a atraer empresas e inversiones en sectores de alto valor agregado como el tecnológico, pues los profesionistas más calificados ya no solo buscan mejores lugares para trabajar sino para vivir: una encuesta a mil 200 profesionistas del sector tecnológico en Estados Unidos muestra que la “calidad de vida” de una ciudad aumenta el atractivo de una oferta laboral en 33%.
Un caso que ilustra muchos de los beneficios de los parques es el High Line en Nueva York, el cual tuvo un costo de 250 millones de dólares e inició operaciones en 2009. Actualmente, el parque genera 65 millones de dólares anuales en ingresos fiscales para la ciudad, y ha facilitado más de dos mil millones de dólares en nuevas construcciones, incluyendo tres mil nuevas viviendas –700 de las cuales son de alquiler regulado por el gobierno– y mil cuartos de hotel en West Chelsea, el barrio del parque, en donde además Google recientemente construyó un nuevo corporativo.
En conclusión, los parques son activos sumamente relevantes para las ciudades, pues proveen beneficios compartidos tanto para gobiernos como empresas inmobiliarias y la población en general. Los parques pueden ser una apuesta “ganar-ganar”; por ello, deberíamos impulsar políticas públicas y modelos de gestión de parques más innovadores y promover su incorporación en las inversiones inmobiliarias.