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¿Por qué es importante el cambio dentro de la empresa?

Por Xicoténcatl Morales Hurtado, CEO de Self México

Las personas y las empresas están hechas para moverse. Las personas son el motor que aporta dinamismo a la organización. Ambos deben encontrar su ritmo de crecimiento, equilibrio y productividad. 

Si una persona o una empresa no se mueven corren el riesgo de perder su pasión, energía, fuerza o desempeño; factores asociados a la motivación y el rendimiento que son combustible de todo recurso humano.

El cambio no es un deseo, sino un proceso inevitable. Abrazarlo, entenderlo y promoverlo es una de las cosas que los directivos o gerentes de unidades de negocio deben promover bajo un esquema estratégico de decisiones.

Todo lo que se detiene y estanca está condenado a morir, ya sea un sueño una visión o una meta. Las siguientes líneas te enseñan a reconocer cuándo es necesario hablar de un cambio en tu empresa y por qué es importante impulsarlo sin dudas ni retrasos.

Una empresa es una entidad viva, en el sentido que se desplaza hacia objetivos, números negros o cualquier tipo de propósitos que ciñan su misión. Su finalidad es generar resultados permanentes y a cambio de ello obtener ganancias por medio de productos, bienes o servicios que han pasado por un amplio proceso hasta llegar a su mercado meta. El engaño constante es creer que dichos resultados se lograrán siempre a través de las mismas acciones.

Uno de los primeros indicadores que nos advierten sobre la necesidad de implementar un cambio al interior de la empresa es la actitud de su personal. Cuando los equipos de trabajo comienzan a externar síntomas de cansancio, desánimo, frustración o pereza una gran parte de la energía productiva que se necesita para cumplir con las tareas diarias puede estar en riesgo.

Toda afectación a la fuerza laboral es un referente que debe tomarse en serio y contrarrestarse con grandes dosis de motivación o descanso. Los empleados deben mantener su empuje en la dirección adecuada porque de ello depende la construcción de un clima laboral eficiente.

Otro signo que nos ayuda a considerar la necesidad de un cambio es el estancamiento estructural (directivo, administrativo, operativo o técnico) que suele producirse cuando una persona lleva realizando las mismas cosas por mucho tiempo. La rutina tiende a aniquilar y dejar fuera de combate a más personas de lo que creemos. Entrar en modo de estancamiento significa que la alienación, el tedio, la tradición o el automatismo ya se han apoderado de las actividades, dejando poco lugar a la innovación, la originalidad o la búsqueda espontanea de nuevos métodos.

El tercer y más importante indicador es la falta de resultados. Si una empresa no está produciendo los suficientes ingresos o los produce por debajo de sus expectativas es un claro vestigio de que algo se ha paralizado. Todos sus recursos (materiales, financieros o humanos) requieren ser evaluados para determinar si hay un fallo sustancial en sus comisiones o si están fugándose hacia otras causas.

Cuando las empresas tienen un propósito claro los recursos mencionados se alinean para alcanzarlo refrescando o revitalizando a todos sus componentes. Si hasta aquí hemos sido objetivos, ahora debemos responder ¿por qué es trascendental promover un cambio?.

La producción laboral necesita mucha energía. Una empresa, como conjunto de voluntades o entidad corporativa, moriría si no fuera por el constante desahogo de la presión que se genera en el estrés diario. Generalmente asociadas con actitudes, las conductas de riesgo laboral deben ser monitoreadas permanentemente para valorar su estatus.

En tal sentido, la empresa no puede ni debe depender totalmente de la automotivación intrínseca que supone se genera en su personal. Los cambios ayudan porque nos hacen descubrir nuevas destrezas, permitiendo que observemos desde diferentes perspectivas nuestro propio desarrollo vocacional, profesional o laboral.

Un motivo justo para realizar un cambio es liberar el impulso o deseo que existe en cada miembro productivo de aprender más, desarrollarse y contribuir por medio del ejercicio de nuevas funciones en la realización de las metas.

Cuando hablamos de cambio no nos referimos a la rotación accidental o la traslación brusca que sufren ciertos elementos para cubrir (suplir o permutar temporalmente) a otros que no están realizando adecuadamente sus tareas, sino a un movimiento intencional que al menos debe incluir los siguientes criterios:

– Fortalecer la comunicación

– Vigorizar el desarrollo organizacional

– Replantear el logro de metas

– Tonificar la fuerza laboral

– Incentivar el crecimiento del personal  y

– Replantear la funcionalidad de los cargos.

¿Estás listo para ello?…

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