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Por qué el transporte alternativo puede hacer que las empresas ahorren dinero

¿Estarán conscientes los empresarios de que las horas que sus empleados tardan en llegar al trabajo pueden representar una pérdida económica?

Pensar que una persona pasa 26 días en el tráfico puede parecer una exageración, pero es lo que pierden al año en promedio quienes trabajan en Santa Fe, Ciudad de México. Vivir una situación similar en Aguascalientes sonaría descabellado, pero debido al crecimiento de la mancha urbana tal vez no estemos tan lejos de esa realidad.

 ha llevado a cabo estudios de movilidad empresarial en los cuales encontró que una empresa que ofrece prestaciones como vales de gasolina, estacionamiento o vehículo corporativo gasta alrededor de 8 millones de pesos al año por cada 100 empleados; más de 6,700 pesos al mes por trabajador.

Además de las pérdidas económicas, la movilidad deficiente tiene múltiples consecuencias: estrés, mala salud entre los colaboradores, disminución de la productividad y contaminación.

¿Cuánto se pierde al ir en automóvil?

Al ser una urbe mucho más pequeña, las personas de Aguascalientes gastan menos tiempo en el traslado en comparación con la Ciudad de México, pero los factores que influyen en el tiempo del recorrido son los mismos que en cualquier otro lugar: distancia del hogar al sitio de trabajo, si se cuenta con un automóvil, la disponibilidad (y eficiencia) del transporte público, solo por mencionar algunos.

No existen estudios sobre la ciudad hidrocálida que puedan darnos una idea del tiempo que pierden los trabajadores en el tráfico, menos aún del dinero que le cuesta a los negocios. Sin embargo, un individuo que vive al sur y trabaja en el norte puede tardar hasta una hora y media en completar su recorrido en transporte público. Tomando en cuenta que un mes tiene en promedio 22 días laborales, podemos estimar que ese individuo pasa 33 horas al mes en un autobús: al año serían 16.5 días perdidos, aproximadamente.

El dinero no es lo único que está en juego

Una urbe repleta de coches está más contaminada, por lo cual las posibilidades de que la población sufra enfermedades respiratorias y de que falte al trabajo aumentan. Asimismo, las repercusiones al medio ambiente por el uso excesivo de vehículos motorizados también son un problema.

Está el caso de la Ciudad de México, que debido a las contingencias ambientales de este año se vio obligada a limitar la circulación de vehículos particulares y unidades de transporte público. También está Monterrey, que resultó ser la metrópoli con peor calidad de aire del país según un estudio hecho por la Organización Mundial de la Salud. CTS Embarq México calcula que si 150 personas compartieran su automóvil con un compañero podrían reducirse 234 toneladas de CO2 al año (tomando en cuenta los datos de la Ciudad de México).

¿Qué se puede hacer?

Una buena forma de incentivar el uso de transporte alternativo son los apoyos económicos. En Francia, la Agencia del Medio Ambiente y el Control de la Energía pagó a quienes pedalearon al trabajo durante algunos meses de 2014. Los empleados que llegaron en bicicleta a su oficina recibieron un bono de 25 centavos de euro por kilómetro recorrido. Se permitieron hasta 12 kilómetros al día, lo cual suponía un máximo de 40 euros mensuales, solo por pedalear al trabajo.

“La bicicleta o la actividad física antes del trabajo estimula la creatividad, la oxigenación del cerebro y la generación de endorfinas. Hace que los empleados sean más eficientes y estén más concentrados. A diferencia de los automovilistas, que llegan con otras circunstancias psicológicas: enojados y estresados”, comenta Gustavo Gutiérrez, consultor en México de Community Design Group, firma estadounidense que promueve la movilidad sustentable.

Otro punto a favor para la bicicleta es la velocidad que puede alcanzar en horas pico. Mientras que un automóvil avanza a 14 kilómetros por hora en el tráfico, una bicicleta registra hasta 17 kilómetros (según un estudio de movilidad urbana de Antonio Suárez Bonilla, profesor de la Facultad de Arquitectura de la UNAM).

En México, no hay iniciativas gubernamentales que paguen por ir a trabajar en bicicleta. Sin embargo, la Ciudad de México es de las pocas urbes de América Latina que cuentan con una amplia red de bicicletas públicas. Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo sobre el uso de este medio de transporte en países latinoamericanos, la capital mexicana tiene 4,000 bicicletas para uso público. En número le siguen Río de Janeiro y Sao Paulo, las cuales tienen 2,600 y 2,370, respectivamente.

Una de las urbes mejor calificadas en infraestructura ciclista por el Banco Interamericano de Desarrollo es Bogotá, con 392 kilómetros. La Ciudad de México cuenta solo con 128.2 kilómetros. Aguascalientes tiene alrededor de 30 kilómetros de infraestructura ciclista; pero no todos están construidos con los mismos parámetros de diseño. Y, por supuesto, son insuficientes.

Para que el estado alcance una red básica se necesitan 200 kilómetros, asegura el consultor de Community Design Group. Además, el tramo debería estar conectado a 12 rutas ciclistas. Si habláramos del escenario ideal, habría que sumar otros 250 kilómetros que tengan tramos de conexión con las principales rutas colectoras.

Las opciones no están limitadas a la bicicleta. Se pueden hacer iniciativas como la de CTS Embarq México que, después de encontrar resultados desalentadores en su estudio, lanzaron la Red Óptimo: un sistema de movilidad empresarial que busca disminuir los costos de traslado para las empresas y la congestión vehicular mediante el uso eficiente del transporte.

La red ofrece a los corporativos varias soluciones. Algunas son: fomentar el uso del transporte público y la bicicleta, diseño de rutas empresariales, implementación de horarios escalonados para evitar las horas pico, tener un día a la semana de trabajo a distancia o compartir vehículos entre el personal. Han colaborado con compañías como Bimbo, Bancomer y Monsanto, aunque no solo se limitan a grandes corporativos.

Si las empresas de Aguascalientes adoptan medidas similares, no solo podrían salvar a sus trabajadores de perder días en el tráfico, sino también ayudarían a que la ciudad se vuelva más sustentable.

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