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¿Por qué el calor podría mitigar el coronavirus? Esto dice el MIT

Investigaciones del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Beihang en China afirman que en climas más cálidos la propagación del coronavirus (COVID-19) ha avanzado de forma más lenta. Sin embargo, hacen falta incluir otros factores a estos resultados, por lo que expertos recomiendan mantener las políticas de confinamiento y aislamiento social para aplanar la curva.

¿Por qué se considera este factor como un retardante del virus? En el último análisis del MIT, en conjunto con datos de la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos, se descubrió que durante el brote, el máximo número de transmisiones del virus se dio en las regiones con temperaturas de entre 3° C y 13° C. En cambio, países con temperaturas medias superiores a  18° C experimentaron un 5% menos del total de casos.

En Estados Unidos este patrón se cumplió, pues los estados del sur como Texas, Florida y Arizona han experimentado una tasa de incremento en el contagio más lenta que los estados del norte como Washington, Nueva York y Colorado, donde las temperaturas son más bajas. El estado de California -cuyo territorio comprende tanto el norte como el sur-, se ubica dentro de la media del país.

El MIT cita otra investigación publicada por investigadores de España y Finlandia que reveló que el 95% de los casos positivos a nivel mundial se han producido con temperaturas de entre -2 ° C y 10 ° C y en condiciones de poca humedad.

De igual manera, el trabajo publicado por la Universidad de Beihang que analizó  la propagación del virus en ciudad chinas, afirma que en los primeros días del brote, antes de cualquier intervención gubernamental, las ciudades cálidas y húmedas registraron una tasa de propagación más lenta que las poblaciones frías y secas.

Sin embargo, cabe destacar que ninguna de estas investigaciones ha sido revisada por pares, y las correlaciones podrían deberse a otras variables, pues en estos trabajos no se tomó en cuenta que cada país respondió al brote con medidas gubernamentales distintas, así como otros factores como la densidad de la población y la calidad de la sanidad.

Esto significa que para América la estrategia no debería cambiar, los gobiernos deben seguir haciendo todo lo que puedan para reducir la circulación de personas, y la gente debería seguir practicando el alejamiento social.

Así lo secundó en una publicación reciente el director del Centro de Dinámica de Enfermedades Transmisibles de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en la que afirma que “Aunque podríamos esperar una pequeña disminución en el contagio por el SARS-CoV-2 en los sitios con las condiciones climáticas más cálidas y húmedas, no es razonable esperar que estos descensos por sí solos disminuyan la transmisión”

La buena noticia es que si las condiciones climáticas entran en juego, la naturaleza también estará a nuestro favor. 

Con información de MIT Technology Review

MOG

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