«El mundo de aranceles bajos ya se acabó», afirmó Javier Cortés Romano, abogado experto en comercio exterior y derecho aduanal, durante la primera sesión ordinaria 2025 de la Cámara de Comercio México-EU (USMCOC), capítulo Aguascalientes.
En un análisis cargado de advertencias y realismo, el especialista desmenuzó los escenarios que enfrentará México con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos este 20 de enero de 2025, reinstaurando medidas proteccionistas.
¿Puede Trump imponer aranceles? La respuesta es un contundente «sí»
Cortés Romano no dejó espacio para ambigüedades.
«Es que no lo puede hacer, es que está el tratado», se escucha decir frecuentemente. Pero sí lo puede hacer. En Estados Unidos, el tratado tiene otro nivel jurídico que en México», explicó.
Enfatizó que en el marco jurídico estadounidense, los acuerdos comerciales como el T-MEC requieren leyes de implementación, lo que abre la puerta a modificaciones unilaterales bajo ciertos supuestos, como la seguridad nacional.
«El presidente de Estados Unidos tiene tantas o más facultades que el de México. Nuestro artículo 131 constitucional está inspirado en ese espíritu», subrayó.
Estas facultades no son hipotéticas.
Desde las primeras señales de la administración Trump, el uso de aranceles ha sido una herramienta estratégica para renegociar términos comerciales e imponer condiciones que prioricen la manufactura nacional.
«Trump y su equipo creen en las virtudes de los aranceles, aunque sean contrarios a la integración económica que definió al mundo desde los años ochenta», recordó Cortés Romano.
Impacto limitado en la inflación estadounidense, pero significativo para México
El experto desmenuzó el impacto potencial de los aranceles en ambos países.
«Si Trump impone un arancel del 25% a todos los productos mexicanos, el impacto en la inflación estadounidense sería menor al 2%», indicó, citando estimaciones económicas.
Sin embargo, advirtió que para México las repercusiones serían severas.
Industrias clave, como la automotriz, dispositivos médicos, acero, y agricultura (incluyendo el emblemático aguacate), podrían enfrentar obstáculos en su acceso al mercado estadounidense.
«El problema no es solo económico, sino político», enfatizó.
Trump no puede darse el lujo de incumplir su promesa de campaña de imponer aranceles, especialmente en los primeros días de su nuevo mandato.
«Imaginen que llega el martes 21 de enero y no ha puesto aranceles. Se le voltea buena parte de su base política», advirtió el abogado.
Una realidad ineludible: repensar las estrategias comerciales
Cortés Romano también habló de las deficiencias estructurales que dificultan la competitividad de México en un entorno de mayor proteccionismo.
Desde problemas logísticos, como la falta de infraestructura eficiente para movilizar mercancías, hasta la necesidad de una «ventanilla única de comercio exterior» que realmente funcione.
«La mercancía no puede quedarse 24 horas varada porque un software no pagó el antivirus», ironizó.
Finalmente, envió un mensaje claro a los empresarios: «Es hora de buscar proveedores en Norteamérica y fortalecer las cadenas de valor locales».
Aunque algunas de estas recomendaciones recuerden a políticas de sustitución de importaciones del pasado, el abogado defendió que «el contexto actual exige adaptarse, no aferrarse al modelo de integración económica de los ochenta».
2026 y más allá: renegociaciones inevitables
El panorama no termina con los aranceles.
Cortés Romano pronosticó que en 2026 se renegociarán aspectos clave del T-MEC, desde las reglas de origen en el sector automotriz hasta limitaciones a la inversión extranjera en sectores estratégicos.
«México debe prepararse para defender sus intereses en un contexto de creciente bilateralismo, donde la Organización Mundial del Comercio es apenas un esqueleto sentado en un sillón», sentenció.
Con un llamado a la preparación estratégica y al análisis crítico de los escenarios internacionales, Javier Cortés Romano dejó claro que el regreso de Trump no solo es un desafío, sino una oportunidad para redefinir la política económica y comercial de México.
«El futuro es dinámico, pero no podemos quedarnos inmóviles ante lo que viene», concluyó.
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