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Pobre México

«Veo un México con hambre y sed de justicia»…  Luis Donaldo Colosio

Fue en su campaña de 1982 que Miguel de la Madrid, entonces candidato del PRI a la presidencia, enarboló la frase «Por la renovación moral de la sociedad». Tan lejana, y a la vez tan vigente… y sí, tan demandada esa exigencia, hoy como nunca.

¿Qué pasa en nuestro México? Análisis económicos realizados por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado revelan que el poder adquisitivo de la población ha caído durante más de 10 años.

Hay en el ambiente un cierto desánimo y sensación de pesimismo. Hay violencia, matanzas inconcebibles y noticias de corrupción por todos lados.

Es una opinión casi unánime que, en este país, la gran ausencia es la del «estado de derecho». O sea, el respeto a la ley, a la autoridad.

Conclusión fácil y rápida, y de unánime aceptación, al hacer una  cuidadosa observación, es que el problema inicia en aquellos cuya responsabilidad es el respetar y hacer que se respeten las normas de conducta que rigen nuestro  comportamiento. Especialmente en todos los que, al asumir un cargo público, prometen ante los ciudadanos «cumplir y hacer cumplir» las leyes y ordenamientos que son el marco de la conducta que TODOS deberíamos observar y respetar.

Es un principio universal que las cosas importantes de la vida se aprenden en compañía de las personas congruentes, que respaldan sus dichos con sus hechos; esta es la base de la educación que se da primero en la familia y luego en el aula, y se refleja en la conducta que se asume en la sociedad en que se vive.

En nuestra sociedad vivimos como una gran familia en la que, hoy, nuestros líderes -que deberían ser ejemplo de rectitud y moralidad- ocultan la verdad con mentiras, hablan de atacar la corrupción y son auténticos criminales que la promueven y crean entramados gigantescos para apoderarse de dinero por medio del engaño, el abuso y la confabulación, con el único fin de enriquecerse con el patrimonio que como sociedad les confiamos.

Con ese ejemplo, nuestros políticos nos dicen una cosa y hacen exactamente lo contrario… como en una familia, cuando un padre le dice a su hijo que es malo fumar, con el cigarrillo en la mano.

El problema de nuestro México es que esa deformación de valores y principios se ha arraigado en todos los estratos sociales pero, por desgracia, de manera impresionante. Ha alcanzando niveles sin precedente en el servicio público y este, por su natural influencia, contaminado distintos sectores y estratos de nuestra sociedad.

La autoridad formal se sustenta en la autoridad moral, en la congruencia. No es lo que nos dicen, sino lo que hacen, lo que al final nos queda como verdadero mensaje.

Un presidente que habla de atacar la corrupción y exonera de toda culpa a Raúl Salinas de Gortari, ladrón incuestionable y que tiene como padre político a Arturo Montiel, quien ha sido calificado por muchos como un verdadero truhán por su inexplicable fortuna y con procesos en su contra «congelados» en un acto de gratitud de su sobrino y actual presidente……

¿Cómo podemos esperar que un presidente que ha sido producto o fruto de un entorno de corrupción, cinismo e impunidad acabe o elimine ese entorno del que surgió?

Es por todos conocido que tenemos un presidente que está rodeado de tres consejeros vitales en su existencia: Arturo Montiel, Carlos Salinas de Gortari y Televisa. Por consiguiente ¿qué podríamos esperar?

¿Donde están los verdaderos patriotas que están dispuestos -como estadistas- a pensar y hacer algo por las futuras generaciones, y no solo -como políticos- pensando solo en las próximas elecciones?

¿Cuál es el mensaje que nosotros dejaremos como herencia a las futuras generaciones?

¿Qué futuro le espera a este México, cuando aquellos que tienen en sus manos su futuro, están dispuestos solo a sacar un provecho personal, aun cuando dañarán el futuro de sus propios hijos?

Dicen que el ser humano es un animal político. Yo, sin embargo, veo a muchos políticos que son unos animales.

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