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Piedad que supera la tradición: Guadalupe Romo detrás la Procesión del Silencio en SLP

Guadalupe Romo

De los ritos y tradiciones de la Semana Santa, gracias a su colorida atmósfera nocturna con aroma a incienso y un ambiente devoto del misticismo, la Procesión del Silencio se ha consolidado como un hito del folklore potosino. 

Es la única procesión en su tipo que recuerda las catorce estaciones del camino de la cruz (o vía crucis), además de los cinco Misterios Dolorosos del Santo Rosario. Destacan sus esculturas a escala humana, cargadas en andas, y la participación de más de dos mil personas, organizadas en 30 cofradías. 

Entre los que desfilan hay charros sin montar, a caballo y con sombrero en mano (como señal de duelo). Las “damas de luto” portan los coloridos rebozos tradicionales de Santa María del Río. Todos ellos van acompañados de diversos contingentes, presididos por alguna de las imágenes religiosas.  

Famosa por sus cornetas y tambores percutidos por costaleros, encapuchados, heraldos, soldados romanos y nazarenos, la procesión inicia en el Templo de Nuestra Señora del Carmen. A la vista de más 160 mil turistas de todo el país, recorre las calles principales del centro histórico de la ciudad. 

Una tradición sexagenaria 

Realizada desde 1954, la Procesión del Silencio es considerada como Patrimonio Cultural de San Luis Potosí y está en trámite para ser Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Sin embargo, este evento no sería el mismo sin el trabajo y el esfuerzo que le ha dedicado  Guadalupe Romo. Junto a toreros y padres carmelitas potosinos, ella es fundadora de la asociación civil Tradiciones Potosinas, entidad responsable de la procesión.

Bajo la encomienda y asesoría del párroco Fernando Graza, Guadalupe Romo organizó la primera Procesión del Silencio, equiparable a las de Sevilla —tanto por su devoción a la Virgen de la Soledad como por su afición taurina—. Sin embargo, la adaptación potosina cuenta con una identidad que conjuga mestizaje mexicano y religiosidad. 

He estado todo el tiempo al pie del cañón; atendiendo y sirviendo a todos, aprovechando que el Señor me ha concedido la vida con salud. Es una gran riqueza y un gran compromiso para ayudar y servir a los demás”, comentó. 

La relevancia de esta celebración no radica sólo en el patrocinio de la Iglesia o de las autoridades de la ciudad: su transmisión de generación en generación forma parte de la idiosincrasia de las familias potosinas, explicó la presidenta de Tradiciones Potosinas.

 “Los niños se ofrecen a cargar a la virgen porque vieron a su papá o a su abuelo haciéndolo. Justamente falleció el abuelo que fundó la Guardia de Honor de la Virgen. Ahora sus hijos y un nieto van a ocupar su lugar”, explicó Romo. 

En vísperas de celebrarse la edición 69 de la Procesión del Silencio, Guadalupe Romo tiene claro que su encomienda siempre ha sido organizar un acto de devoción (y no sólo un atractivo turístico).

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