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Pese a la contingencia, la formalidad laboral se mantiene en Aguascalientes

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados trimestrales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondientes al periodo enero-marzo de 2020. Durante ese primer trimestre, 59.5% de la población de 15 años y más en Aguascalientes se encontraba disponible para producir bienes o servicios (población económicamente activa). La tasa de ocupación en la entidad durante ese periodo fue de 96.7 por ciento.

Se pueden destacar como los resultados más importantes de la ENOE para Aguascalientes los siguientes:

En el primer trimestre de 2020, de la población económicamente activa tanto en la entidad como en la ciudad de Aguascalientes, 96.7% está ocupada. Comparando estos porcentajes con los registrados en el mismo trimestre del año anterior, se observa que el dato de ocupación es igual para la entidad y para la ciudad en ambos periodos.

La población no económicamente activa (PNEA) agrupa a las personas que no participan en la actividad económica, ni como ocupadas ni como desocupadas. Durante el primer trimestre de 2020, en la entidad 87.9% de la PNEA no estaba disponible para trabajar, es decir, la perspectiva laboral queda totalmente fuera de su ámbito de interés por estar dedicada a estudiar, a las labores del hogar, jubilada, pensionada o incapacitada para trabajar; sólo 12.1% declaró tener alguna disposición para trabajar.

En el primer trimestre de 2020, la tasa de informalidad laboral de Aguascalientes (40.9%) se sitúa en el primer cuartil entre las tasas más bajas, en conjunto con Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Querétaro, estas entidades se ubican en el rango que va de 34.6 a menos de 45.7% respecto al total de la población ocupada. Tasas de informalidad más altas se presentan particularmente en el sur del país, donde se puede llegar a tener de 6 a 8 informales por cada 10 laboralmente ocupados.

Desocupación e informalidad laboral serán las variables que más van a escalar a la alza, por motivo de la contingencia por el COVID-19.

La lectura que dejó la última gran crisis

Podemos seguir el comportamiento del desempleo y la economía informal mediante los datos de la tasa de desocupación y la informalidad laboral en las series históricas de la Encuesta de Ocupación y Empleo del INEGI, desde el año 2008, con la aparición de la crisis financiera y su afectación en prácticamente todo el mundo, con sus pronósticos sobre el crecimiento de las economías de cada uno de los países y en especial sobre la mexicana, dada la presencia de la influenza AH1N1 que evolucionó desde el pesimismo “optimista” hasta el pesimismo decepcionante; la desocupación regresó a niveles de enero del 2006 hasta enero del 2020.

La tasa de desocupación se comportó a la alza hasta llegar a su máxima expresión en septiembre del 2009 y se logró hacerla descender pero a lo largo de la siguiente década, al igual que los máximos alcanzados en informalidad laboral. Es de esperarse una tasa de desempleo de dos dígitos y una informalidad laboral del tercer y cuarto cuartil, es decir la propia del sur del país.

Luego de la aplicación de una encuesta por un observatorio local, tanto en Aguascalientes como en su zona de influencia, se pudo apreciar que la principal preocupación de los 500 informantes consultados durante la contingencia por el COVID-19, es el desempleo, seguido a mitad de porcentaje por la depresión; es menor el problema consignado en materia de inseguridad y carencias de servicios públicos. Sólo 8% no aprecia que esté pasando algo significativo, aunque corresponde a informantes menores y/o adultos mayores.

Por grupos de edad tenemos que es mayor la apreciación-preocupación por el desempleo entre el grupo de 36 a 40 años; cuando por la depresión destaca el grupo de jóvenes entre los 26 y los 30 años; señalan más la inseguridad el grupo de adultos de entre los 50 y 55 años de edad; finalmente es más sentida la percepción de fallas en los servicios públicos entre el grupo juvenil de 21 a 25 años de edad. Dos de cada diez adultos mayores de entre 56 y 65 años de edad aprecian un aumento considerable en la violencia asociado a un mayor consumo de alcohol.

Consecuencias previsibles

La presencia del virus afectará principalmente el consumo de la sociedad (el elemento más importante por su monto dentro del PIB), ya sea por falta de ingresos como por la desconfianza que se genera en los habitantes para desarrollar su vida cotidiana.

El sector turístico será el más afectado precisamente ante el miedo de contagio por parte de los turistas. La aviación presentará una caída importante en el número de pasajeros.

Con este panorama es indudable que la actividad económica agregada sufrirá un fuerte impacto que reducirá su crecimiento, por lo que las perspectivas son altamente negativas. Si bien estimar en este momento la afectación sobre el PIB es todavía prematuro, también dependerá del tiempo que perdure la contingencia y ésta de nuestros cuidados.

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