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Percusiones de historia y melodías de identidad: Banda Sinfónica del Estado

“Venimos de un cielo cruel y de una tierra colorada. Tenemos el corazón de plata y el rostro de cantera. Somos de la civilizadora del norte. La tierra de Ramón López Velarde, de Manuel M. Ponce, de Amparo Dávila y Severino Salazar […] Venimos de una tierra con sabor a guayaba y mezcal, a tunas y pitayas. Venimos de donde el viento canta y limpia el alma…”. De esta forma, la Banda Sinfónica del Estado reafirmó su lugar en la identidad zacatecana ante el público de Bellas Artes en 2015.

Tres únicas batutas en la Banda Sinfónica del Estado

En el invierno de 1930, después de la disolución de las bandas militares en el país, se buscó formar una en Zacatecas que mantuviera ese estilo. Octaviano Sigala, como ex músico de la Banda del 40 Batallón, se dio a la tarea de reunir los integrantes suficientes para presentarla  al público el 1 de marzo de ese mismo año.

Bajo la dirección de Juan Pablo García, el sistema de la Banda cambió con la inclusión de mujeres y la integración de nuevos instrumentos que propiciaron el danzón. El enriquecimiento del sonido fue tal que el público regional y estadounidense clamaban su asistencia en fiestas públicas y eventos oficiales.

Una serie de coincidencias eligieron al tercer director. Salvador García y Ortega, hijo de Juan Pablo García, se inició en la Banda Sinfónica del Estado como mozo encargado del aseo y de convocar a los músicos para servicios extraordinarios. Ante la resistencia de su padre de enseñarle música, se mantuvo al margen hasta que los números de la Banda previeron su desaparición, fue ahí cuando empezó a tomar clases igual que otros jóvenes .

“Mire usted, al principio reunió un grupo de 5 jóvenes. Yo le dije que quería aprender , él no quería que yo fuera músico, porque andaban en la tomadera y tocando en casas malsanas. Al día siguiente ya estaba mi papá desde antes de las 7:00 tocando el clarinete, agarró un papel, hizo sus rayas y empezó a dibujar notas salteadas para que yo las reconociera. Tomábamos clase de 7:00 a 8:20 de la mañana, antes de que yo entrara a clases”,

Salvador García y Ortega.

Cuando los jóvenes reemplazaron a los veteranos, la sucesión de batutas ocurrió paulatinamente, de pronto Salvador ya dirigía en las Mañanitas de Abril y la Feria de Jerez. Finalmente, renovó el espíritu de la agrupación añadiendo al repertorio canciones populares, popurrís y arreglos musicales que alejaron a los seguidores más conservadores, pero atrajeron más.

Ante la cercanía del siglo

Líder Empresarial (LE): En la actualidad, con 90 músicos en sus filas y uno de los públicos más fieles, ¿cree que la vigencia de la Banda se debe a la versatilidad en sus presentaciones?

Salvador García y Ortega (SGO): Sí, porque tocamos de todo: mexicana, norteña, rock, tocamos popurrís de José José, Luis Miguel y muchos otros. A la banda se le dan los pasodobles, hemos recibido dos veces el nombramiento de la «Mejor Banda Taurina del Mundo».

Una vez fuimos a tocar un mano a mano con la banda de Aguascalientes, a los criadores de ganado bravo de España. Entonces nos dicen: “no cabe duda que ésta es la mejor banda taurina del mundo, ni en España tenemos una banda como ésta”.

LE: Ahora que ya han conquistado los foros culturales más importantes de México, ¿hay alguno que haya superado sus expectativas?

SGO: Bellas Artes, es el sitio cultural más importante de Latinoamérica. Saliendo del hotel rumbo al foro pensé: “si logro llenar la luneta, con eso me doy por satisfecho”. Ya ahí vi un «formadero» de gente. Entonces le pregunto a la coordinadora: “oiga, ¿qué está haciendo esa gente parada?”; ella me contestó: “es la que viene a verlos”. No, pues hasta el miedo se me quitó.

LE: Con vistas hacia los 100 años de existencia, ¿qué espera el público? 

SGO: Tendría yo que tener bastante tiempo y dedicarme a hacer un programa bastante bueno con la música que escribió Sigala, de lo que escribió mi papá, de lo que le gustaba a mi papá, de lo que le gustaba a Sigala y de lo que me gusta a mí. Hacer una especie de ensamble de una hora que abarque los gustos de los tres directores. Claro que les voy a ganar, claro que a ellos les gustaban unos valses muy bonitos, pero eso no les gusta a los jóvenes.

LE: Por último, ¿gusta más de las presentaciones en espacios cerrados con público conocedor o donde asiste la gente seducida por la música? 

SGO: Donde quiera, para mí todo es igual, tan es importante Bellas Artes como ir a tocar a la Plaza de Tacoaleche. Para mí todo es público. Hay que saber prender a la gente.

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