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Pasión desde la barrera

Si se quiere hablar de la fiesta brava, la voz de Gerardo Salado González es una a la que hay que escuchar con atención, puesto que él ha sido presidente en cinco ocasiones de la peña taurina más antigua de la ciudad, el famoso “Centro Taurino México-España”.

“Creo que la tauromaquia está enferma y le están dando paliativos”, dice preocupado. Las corrientes antitaurinas van tomando fuerza y el alejamiento de los aficionados por diversas razones produce que cada vez sea más difícil llenar una plaza. Por ello, reconoce la responsabilidad que tienen todos los actores alrededor de los toros de defender y promover la cultura taurina.

En este sentido, destaca que desde la peña han publicado dos libros relacionados con los cosos del estado, han realizado festivales taurinos e imparten clases a los niños que asisten a la Academia Taurina Municipal. «Tratamos de educarlos culturalmente; que conozcan la historia de la fiesta brava, los primeros toreros, las ganaderías y los diferentes tipos de encaste. Si no llegan a ser matadores, queremos que por lo menos sean buenos aficionados».

También apunta que si hay alguien que puede revitalizar la tauromaquia, es el lidiador peruano Andrés Roca Rey. “Él puede darle un giro a la historia. Es quien más se arrima, quien más torea. El problema es que con las cornadas se le puede ir acabando un poco la afición o la valentía”.

Pese a los problemas que enfrentan las corridas de toros en distintas partes del país y del mundo, el optimismo del peñista se impone en su visión de la suerte que han tenido en la entidad“Si vas a las novilladas, te encuentras la plaza llena de gente joven que va aprendiendo y empapándose de los toros. Ellos son el futuro de la fiesta brava. Aguascalientes es la ciudad más taurina de todo México, sin duda”.

«Si queremos defender la fiesta brava, debemos ser más exigentes; pero también tenemos que pagar el boleto, o sea, no desanimarnos por una mala tarde. Hay que seguir terqundole, exigiendo y animando a las personas que no han ido nunca a la plaza a que asistan a una corrida. ¿Quién dice que no se enamorarán de los toros?”.

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