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Parásitos: Las claves de la primera película coreana que quiere conquistar los Oscar

La película Parásitos, del director Bong Joon-ho, ha conquistado a propios y extraños de cara a la principal premiación del cine global: los Oscar. El filme coreano ya ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el premio a mejor película por el Sindicato de Actores (SAG en sus siglas en inglés), siendo la primera película no hablada en inglés que se lleva esta última distinción. 

El sindicato de guionistas también le dio el premio a mejor guión, por lo que ahora podría convertirse en el primer filme coreano en ganar la estatuilla más importante de la noche en los Oscar: mejor película. Además, está nominada a cinco premios más: mejor cinta internacional, mejor director, mejor guión original, mejor dirección de arte y mejor montaje.

Pero, ¿a qué se debe el posicionamiento de esta cinta a nivel internacional? Si no has visto la película, este artículo puede contener SPOILERS; Si ya la disfrutaste, acompáñanos en este recorrido por sus principales momentos.

Parásitos muestra el encuentro de dos familias de clases sociales totalmente diferentes, con el pretexto perfecto para abordar el clasismo y la ironía de un mundo cada vez más segmentado por estratos económicos.

Su director Bong Joon-ho, define la cinta como “una comedia sin payasos y una tragedia sin villanos”. Para él, el cine es como la vida misma, no se puede clasificar en un solo género,  pues lo que comienza como una simpática historia se convierte en una obra que incluso puede llegar a ser incómoda para el espectador.

La película raya en lo ridículo y su gran acierto es estar consciente de ello y manejarlo a su favor; Un recurso bien intencionado.

La casa de los Park, un sorprendente diseño de producción

La historia de este filme se desarrolla cuando la familia desempleada de «los Kim» que vive en un semisótano, poco a poco comienza a “invadir” la casa en las colinas de los adineranerados «Park”.

Esta casa, que tenía que reflejar la opulencia de la clase alta surcoreana, está compuesta por un magnífico trabajo de diseño de producción, pues se construyó desde cero para atender las necesidad de la película.

Es a través de ella que se puede hacer una sub-lectura del mensaje político de Joon-ho. En forma de metáfora, demuestra que la arquitectura también puede ser un gran recurso para contar historias, pues la construcción funciona como un personaje más de la trama.

Esta no es la primera vez que el director utiliza los espacios como vehículos para concretar sus argumentos cinematográficos, ya lo había hecho en su película Snowpiercer (2013), que aunque está basada en una novela gráfica, a través de los diferentes niveles de los vagones de un tren, aborda también el tema de la lucha de clases.

El cine como reflejo de un contexto social

De la misma manera que Parásitos, en los últimos años un gran número de películas coreanas han abordado el tema de la desigualdad económica.

En una entrevista, Bong Joon-ho, explicó que la causa de ello fue el gran crecimiento económico que tuvo Corea del Sur durante la dictadura de Park Chung-hee; Político que aunque se preocupó mucho por asuntos financieros, lo hizo muy poco por las libertades civiles, estimulando en gran medida las diferencias de clase.

Tomando en cuenta estas circunstancias, el gran acierto del Bong Joon-ho fue construir personajes redondos y complejos, pues el director no intenta crear juicios de valor, o poner en entre dicho quien es el héroe o villano. Cada personaje se muestra completo, con las luces y sombras que conforman a un ser humano.

Si bien la inclusión de Parásitos en los premios Oscar es la respuesta a un mundo cada vez más globalizado, el tema que aborda es también un malestar social generalizado, pues aunque se trate de un filme que toma lugar en otro lado del mundo, fácilmente podría trasladarse a nuestro contexto nacional.

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