Por Carlos de Luna
Concluir los estudios universitarios es un momento de autorrealización, una ocasión en la cual la persona se siente plena. Ahí comienza el camino de un profesionista.
Cada vez son más y más las universidades que ofertan planes de educación con diferentes atractivos para su mercado meta; pero cuántas de ellas realmente forman a sus alumnos con una visión integral de vida.
En distintos momentos, algunas instituciones de educación superior han solicitado mi participación en paneles de consulta y evaluación de planes de estudio afines a mi profesión (la mercadotecnia). Las sugerencias que pongo sobre la mesa de trabajo siempre están relacionadas con la utilidad laboral.
Desde mi punto de vista, esto es lo que realmente agrega valor a una empresa y está relacionado con la buena formación de un universitario:
- Las bases de un excelente plan de estudios, el cual viene acompañado del nivel de enseñanza de sus profesores y el reconocimiento académico de la institución.
- La plataforma de vinculación empresarial, es decir, el roce del estudiante con el campo laboral.
- La oportunidad de estudiar un semestre o más en el extranjero y, por supuesto, el dominio del idioma inglés.
- El conocimiento de la lengua española (su gramática y ortografía). Resulta increíble que los universitarios no sepan redactar un mensaje entendible, con una sintaxis que evidencie su profesionalismo.
- Metas y anhelos bien definidos.
- Disponibilidad de servicio, es decir, qué tanto se anticipa el colaborador a hacer crecer la organización en la cual trabaja; en lugar de ponerla a su servicio.
En la actualidad, las compañías buscan consolidarse con un personal bien preparado, que conozca muy bien el objetivo de su vida. Por eso, es primordial para los estudiantes entender el sentido de su existencia durante el tiempo que estudian; desgraciadamente, son pocas las universidades que consideran este tema.
Por supuesto, las organizaciones también deben tomar en cuenta varios puntos para lograr su crecimiento: primero, conocer las necesidades de sus trabajadores; segundo, ofrecer una vida laboral con metas alcanzables; y tercero, aportar al desarrollo económico, emocional y familiar de sus colaboradores.
Por todo esto, me alegra que la Universidad Tecnológica de Aguascalientes esté visualizando integrar a sus alumnos a las grandes ligas, por medio de la realización de estancias en el extranjero, la formación de valores y el fomento de la certificación de sus conocimientos con un nivel alto de reconocimiento en las empresas.
Recuerdo que uno de mis mejores maestros, el licenciado Carlos Sánchez Cordero, me decía: “El maestro, además de enseñar, educa”. Para este ilustre profesor, los elementos que constituyen el objeto de vida de la persona y su realización son pilares que se fortalecen a lo largo de los estudios universitarios.
Hacer realidad lo que visualiza el rector de la UTA, el ingeniero Ricardo Serrano Rangel, es un reto que aportará beneficios a la industria desde el campo de la educación. El mundo actual ocupa especialistas que trasciendan. Ver a la investigación como una plataforma de referencia implica innovar; es la antesala de vincular objetiva y productivamente a sus estudiantes, a quienes les quedará claro que para parecer, hay que ser.