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Para Nora Ruvalcaba, premio de consolación

En el aquelarre al interior de Morena, de última hora informan que la aspirante Nora Ruvalcaba fue “bajada” de la contienda para disputar el distrito federal número 2.

En esta columna nos referimos a Ruvalcaba como un factor, si no decisivo, sí importante para que Arturo Ávila lograra el triunfo ante Leonardo Montañez, candidato del PAN a la alcaldía.

Las razones parecían obvias y sencillas: en una elección cerrada, como parece que será ésta, una candidata con la trayectoria, experiencia y elocuencia de Nora Ruvalcaba podría sumar votos para la causa de Morena que repercutieran en la candidatura de Ávila.

Si a esto sumamos que por ese distrito el PAN está postulando a una candidata poco conocida, pues entonces parecía que el caldo de cultivo estaba puesto para acercar a Morena a la victoria.

Dentro de la caja negra que son los partidos políticos, de un momento a otro se decidió quitar a Ruvalcaba para cederle la posición a un candidato desconocido de los aliados de Morena, el PT. Las preguntas son muchas y las especulaciones más:

  1. ¿Con quién pactó la dirigencia estatal de Morena para bajar a Nora?
  2. ¿Con quién pactó la dirigencia nacional de Morena para bajar a Nora?
  3. ¿Por qué Nora reivindica a Morena accediendo a un puesto honorario que no representa prácticamente nada en la campaña 2021?

Quien crea que los partidos políticos son estructuras cerradas en las que sus miembros creen a pie juntillas conceptos ideológicos, filosóficos o de lealtad, está muy equivocado.

Los partidos políticos son entes permeables en los que se permite la intromisión de actores externos que influyen en la toma de decisiones internas, decisiones que casi nunca son consensuadas con las bases y se toman desde las cúpulas que solamente tienen dos objetivos: 1) Conseguir el poder y 2) Mantener el poder.

A pesar de que según encuestadoras en Aguascalientes es donde menos aceptación tiene el presidente López Obrador, el acercamiento de MORENA al PAN en la preferencia electoral es real.

Morena, según varios estudios demoscópicos serios, unos publicados y otros no, señalan que el partido del presidente debe estar a no más de 3 y no menos de 5 puntos porcentuales del PAN sin arrancar aún las campañas.

De ahí lo extraño de la separación de Ruvalcaba y su aceptación políticamente correcta de la candidatura. Esta decisión, unidas a otras más como una selección de candidatos a espaldas de la membresía del partido, con gente advenediza, sin trayectoria política, social o intelectual reconocida, parecen estarle dando un plus al PAN para retener lo poco que le queda en el país.

Apostarle al aumento de pensiones a los adultos mayores y a la vacunación masiva que estará en su cúspide en el periodo electoral, parecen un exceso de soberbia del partido que en el papel parece de izquierda pero que en los hecho se comporta como un partido pragmático, calculador y tan convenenciero como lo son los otros dos partidos, por llamarlos así, importantes en este país.

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