Por Carlos de Luna Arce
El mundo actual está más unido y globalizado, las necesidades de comunicación entre culturas son más palpables. Por eso, no es raro que el dominio de una segunda lengua sea cada vez más exigido en el ámbito profesional.
Solo es cuestión de tiempo y disciplina para comenzar a hablar una lengua extranjera. Sí, existe una cantidad considerable de escuelas de idiomas y casi todas ofrecen programas mágicos que se fundamentan en el tiempo de aprendizaje (su principal herramienta comunicacional para enamorar a los clientes); pero también hay en el mercado opciones que destacan por sí mismas y sus resultados.
La oportunidad de contar con un instituto de enseñanza de idiomas con prestigio en la ciudad es real, y se dio gracias a la visión de Silvia Salas Giacinti, quien hace veinte años se anticipó a las necesidades del presente.
Lo interesante del emprendimiento de Silvia es que supo aquilatar el momento coyuntural que vivía Aguascalientes debido al progreso de la industria. Su visión de gran alcance le permitió ver lo que venía para la entidad; aunque los inicios de su proyecto no fueron fáciles, pues tuvo que enfrentarse a un mercado complicado y a bloqueos burocráticos.
A pesar de esto, logró encontrar nuevos caminos e hizo crecer a su empresa; todo por medio de cuatro ingredientes: pasión, perseverancia, calidad e ingenio. Así pues, no solo alcanzó el éxito de crearla, sino también de consolidarla y evolucionarla.
Además de los ingredientes mencionados, el Instituto de Lenguas Internacionales –como todo negocio que prevalece– enfocó sus esfuerzos en el liderazgo en el mercado, la eficiencia corporativa y la empatía con los clientes, aspectos clave que lo colocan por encima de sus competidores.
Liderazgo en el mercado
Ser el primero da la ventaja de estar adelante de la competencia. Esto convirtió en líder al Instituto de Lenguas Internacionales, además de que le ha permitido mantenerse a la vanguardia de las necesidades del mercado.
En marketing, posicionarse como el mejor es una cualidad que implica mantener a la empresa enfocada en actividades, estrategias y tácticas que la hacen sobresalir entre otras opciones.
Eficiencia operativa
Silvia estableció estándares altos en la selección de personal, en la calidad de sus profesores y de sus programas de enseñanza. En estos últimos, implementó procesos para generar un aprendizaje más rápido y sencillo, logrando obtener resultados favorables y visibles para sus clientes.
Uno de los objetivos que se planteó fue el de ir más allá de un simple curso de idiomas. Con esto en mente, revolucionó el mercado mediante el desarrollo de planes de estudio cuya finalidad es doble: el dominio de una lengua extranjera en poco tiempo y el conocimiento de la cultura del idioma estudiado.
El entorno de competencia actual en los negocios es alto y reclama la introducción de productos o servicios de calidad a precios competitivos, con el objeto de atraer a las personas. La eficiencia operativa refleja el diseño de esquemas exitosos de trabajo que mejoran la dinámica de la productividad, tanto para quien oferta como para quien adquiere los productos y servicios.
Empatía con el cliente
Una evolución exitosa considera, especialmente, la generación de productos diferentes. En el Instituto de Lenguas Internacionales, ninguno de los cursos es igual a otro. La atención personalizada lo distingue y provoca simpatía en los estudiantes, lo que implica un especial talento para atenderlos y detectar sus necesidades. Esto, al final, provoca que cada alumno se convierta en un evangelista del centro de enseñanza; como resultado de ello, este gana prestigio y confianza.
De esta manera, crea vínculos con los individuos, lo cual le otorga un sinfín de oportunidades empresariales y le coloca en un peldaño privilegiado del mercado.
La disciplina de Silvia Salas se entiende muy bien con el marketing. La característica de mantener un negocio enfocado en derribar fronteras por medio de la enseñanza de lenguas extranjeras, se llama tenacidad.