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Panteón Museo de Dolores: arte, arquitectura e historia

En el pueblo mágico de Jerez, Zacatecas, se alberga un espacio que brinda riqueza cultural, histórica y arquitectónica: el Panteón Museo de Dolores. Con un lúgubre encanto, el panteón se ha convertido en una de las paradas obligatorias que contrastan con el ambiente y fachada alegre que caracteriza al pueblo. 

Ubicado en lo que entonces eran las afueras del pequeño poblado, el lugar resalta por su gran acervo arquitectónico, lo cual le dio el título de monumento artístico e histórico. Con excepcionales mausoleos, logra robar la mirada de los transeúntes, al tiempo que alimenta la curiosidad y el misterio. 

Los mausoleos muestran la ostentosidad en la que muchos de los que ahí residen, tuvieron en vida. En cada uno se pueden leer los nombres, al tiempo que se descubre la situación económica de la que gozaron. La primera sepultura del panteón se realizó en 1809, correspondió a Juan Juárez, apodado “La Melcocha”, conocido por ser un bebedor ávido. 

El recinto cuenta con un total de 4 mil tumbas. Muchas de las tumbas son a perpetuidad, por lo que se encuentran en estado de abandono. El Panteón Museo de Dolores cuenta con tres secciones, la primera, la que da la bienvenida a los visitantes corresponde a la clase alta. En esta área se cree que enterraron a personas de gran poder religioso, social, económico y político. 

Las secciones restantes corresponden a las personas de clase media y baja, en las que se puede encontrar un aspecto más convencional. Por su parte, el panteón también resalta por la gran cantidad de elementos y simbología masónica que carga. En este sentido, se cree que diversos líderes masones fueron enterrados en el lugar. 

Leyendas y apariciones abundan en el lugar, sin embargo, son también los aspectos que le brindan encanto y un perfil inigualable en tierras zacatecanas. Las tumbas, criptas, mausoleos, sarcófagos y demás, llenan de un gran espectáculo visual las retinas de quienes ponen un pie dentro de él. Los ornamentos, pasillos y simbología se llenan de flores durante noviembre, devolviendo la vida a un espacio único que lucha contra el tiempo y el abandono.

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