Con 36 años de experiencia como profesional de la medicina, Pablo Gerardo Saínz Obregón es el director del Hospital privado con más años de experiencia de la entidad potosina: La Bene San Luis.
Egresado de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y especialista en cirugía general por la UNAM, Saínz Obregón fue elegido como director del hospital en 1985, poco después de terminar su residencia médica y tras enviar su currículum a centros de salud públicos y privados de la ciudad.
Afirma que su responsabilidad como director es asegurar el cumplimiento de todos los servicios que presta la institución, con apego a los estándares más altos de calidad y con un enfoque seguro e íntegro para el paciente.
Retomar la medicina con espíritu de servicio
Con la experiencia que los años le han dado, Pablo Gerardo Saínz Obregón considera que hay una deshumanización por parte de los profesionales de su gremio. Por lo que es necesario restaurar la figura e imagen que anteriormente un médico representaba frente a la opinión pública.
Además, expresa que la pandemia por COVID-19 evidenció la fragilidad del personal sanitario y aclaró que “un médico no es omnipotente ni tiene las respuestas de todos los males que aquejan al ser humano”.
Pablo Gerardo asegura que es necesario un nuevo enfoque donde los profesionales de la salud se renueven continuamente a fin de enfrentar los retos desde la actitud de servicio, la ética profesional y el trato humano a sus pacientes.
El director del hospital señala que estos valores forman parte de sus convicciones personales, mismas que adquirió mientras observaba a su padre asistiendo a los enfermos en estado grave o precariedad económica.
Arguye que su decisión por estudiar medicina fue con el propósito de brindar ayuda como su padre lo hacía y afirma que todo médico, además de desarrollar su sentido empático, debe comprometerse con la profundización de su materia:
“Nada es más peligroso que un profesional ignorante, igual que nada es más dañino que un intelectual carente de sentido ético”, puntualiza.
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Añade que como director, lo más difícil es enfrentar las demandas médicas que señalan presuntas negligencias médicas y gestionarlas para el bien ambas partes, tanto paciente como médico, ya que “ningún profesional de la salud tiene la intención de ocasionar daño de forma deliberada”.
Pese a ello, agradeció que su profesión le ha dejado nuevas y gratas experiencias, hecho derivado de su actitud de servicio al más cercano.
“Considero que la ética y el humanismo son dos de las cosas más esenciales de un médico, pues son aptitudes que fortalecen a un buen médico”, concluye.
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