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Oumuamua, la nave alienígena que ignoró a la Tierra

«Oumuamua puede ser una sonda totalmente operacional enviada de manera intencional a las proximidades de la Tierra por una civilización alienígena».

Shmuel Bialy y Abraham Loeb, Astrophysical Journal Letters

El Oumuamua fue visto por primera, y quizá por última vez, en octubre de 2017. Varios telescopios siguieron su trayectoria durante tres noches, hasta que lo perdieron de vista en los confines de nuestro sistema solar. No era un asteroide normal. Medía cerca de un kilómetro de largo, con un diámetro de 200 metros y una superficie extrañamente rojiza. Rotaba de manera veloz y su trayectoria no respetaba la física de un simple asteroide; era caótica, con un brillo camaleónico que cambiaba de manera abrupta.

Su irrupción nos recordó a la grandiosa nave extraterrestre Rama, de la novela Rendezvous with Rama de Arthur C. Clarke: una gigantesca nave cilíndrica de diez kilómetros de largo y habitada por huéspedes recogidos de distintos mundos.

Quienes lo descubrieron primero fueron los astrónomos del sistema de sondeo continuo Pan Stars de la Universidad de Hawái, y lo bautizaron con el nombre de Oumuamua, que significa en hawaiano «mensajero de lejos que llega primero».

En un inicio se desató la discusión sobre lo que parecía ser el Oumuamua, y surgieron dos alternativas posibles: o era un cometa o un asteroide. Por ejemplo, David Farnochia lo clasificó como un cometa que cambiaba dirección por los chorros de gas que expele al viajar. 

«Probamos muchas alternativas plausibles y la más factible es que Oumuamua debe ser un cometa y que los gases que emanan de su superficie están causando las pequeñas variaciones en su trayectoria».

David Farnochia, Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA

Oumuamua, ¿cometa o asteroide?

Otros expertos, en cambio, afirmaron que Oumuamua no podía ser un cometa, porque en las observaciones no detectaron el particular caudal de partículas de polvo y hielo que suelen tener estos viajeros siderales (y que se incrementa notablemente al acercarse al sol). El científico Wes Fraser, de la Queen’s University en Belfast, afirmó que su extraño desplazamiento quizá se debía al choque con otro objeto en algún momento de su larga historia.

Por otro lado, los científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, en Estados Unidos, sugieren que Oumuamua es el resultado de un proceso natural, aún desconocido para la ciencia y surgido en la materia oscura del espacio interestelar o en discos proto-planetarios.

La teoría más interesante y espectacular es que Oumuamua es un objeto artificial o nave extraterrestre. Una nave sin tripulación que navega la galaxia, estudiando planetas y formas de vida. El desaire más grande que sentimos como especie con esta teoría es que Oumuamua haya pasado cerca de nosotros y nos haya literalmente ignorado como una forma de vida primitiva, que es suficiente analizarla en la distancia con sus refinados aparatos.

Quizá lo mismo haríamos nosotros al pasar cerca de un termitero en el Serengeti; con verlo de lejos basta: es un nido de termitas y ya. Lo que nos interesa es capturar leones, no perder el tiempo parados junto a un termitero. En la Tierra no habita ese león galáctico y es por ello que los alienígenas se siguieron de largo. 

Si Oumuamua no es una nave extraterrestre tripulada, bien puede tratarse de los restos de un equipo tecnológico avanzado, algo así como una vela solar, un dispositivo que se propulsa por la radiación solar o el plasma del viento solar. Los científicos Bialy y Loeb lanzan esta interesante teoría por la gran velocidad y trayectorias inusuales que los telescopios lograron captar de Oumuamua, durante las tres noches que duró su avistamiento.

«Este es el primer objeto descubierto en el sistema solar que se originó fuera del sistema solar. Desde su descubrimiento, Oumuamua ha mostrado características inusuales. Eso lo hace un objeto raro, perteneciente a una clase de objeto no vista antes. ¿Qué podría causar el exceso de aceleración de Oumuamua? Esa es la pregunta fundamental que intentamos responder. Si no es la cola de un cometa que lo empuja, ¿qué más podría ser? Nosotros proponemos que se trata de la radiación solar».

Abraham Loeb 

¿Una vela solar? ¿Una nave intergaláctica?

El científico Alan Jackson asegura que, si Oumuamua fuera una vela solar, sería mucho más delgada y amplia para captar el mayor viento solar posible durante su recorrido. Las características de Oumuamua son las de una nave intergaláctica de paso. Las observaciones de Oumuamua por medio de los telescopios no son lo suficientemente contundentes como para proporcionar una imagen exacta del objeto. Solo generan especulaciones sobre su posible geometría y naturaleza.

¿Es el Oumuamua la prueba contundente de que existe vida en otros planetas? Loeb le respondió esta pregunta a la BBC: «Yo sigo la máxima de Sherlock Holmes: ‘Cuando eliminas toda solución lógica a un problema, lo ilógico, aunque imposible, es invariablemente lo cierto’».

Que el Oumuamua se haya seguido de largo, literalmente ignorando a nuestro planeta, es quizá lo mejor para nosotros. ¿Para qué queremos atraer a una especie superior que se dé cuenta de la clase de ser maligno y perjudicial que para el planeta es el hombre? Dejemos de bailar porque puede haber lobos cerca. Mientras nos mantengamos aislados, el futuro del ser humano está a salvo. En un encuentro interespecies, es seguro que llevaríamos la peor parte. Estémonos calladitos y no prendamos la luz. Es mejor así para todos.

Por: Alejandro Basáñez Loyola

Autor de las novelas de Ediciones B: México en Llamas;  México Desgarrado; México Cristero; Tiaztlán, el Fin del Imperio Azteca; Ayatli, la rebelión chichimeca; Santa Anna y el México Perdido; Juárez ante la iglesia y el imperio y Kuntur, el Inca de Lectorum

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