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Otra mirada sobre la feria

Al menos desde el punto de vista social, lúdico y folclórico, no hay duda de que el acontecimiento más relevante en Aguascalientes suele –o solía– ser la Feria de San Marcos. Las viejas generaciones creían ver en ella un combustible para todo: desde la actividad económica y el turismo hasta el ánimo colectivo y los embarazos crecían. Cualquiera que sea ahora la realidad, en el imaginario local aún se piensa que es el mes icónico y la vida del estado gira en torno a ella.

Sin embargo, con los años ha sido tal el cambio en la fisonomía urbana, económica y demográfica de la entidad que el peso real de la verbena abrileña es ya relativo. Es indispensable medir con precisión, mediante un análisis costo-beneficio, sus dimensiones como atractivo turístico para saber, en consecuencia, cuánta inversión pública y privada dedicarle en un sentido integral. Es una simple operación empresarial.

Como es bien sabido, desde hace poco más de cuatro décadas el turismo en el mundo ha sufrido una verdadera explosión, gracias fundamentalmente al crecimiento de la oferta de medios de transporte y uso intensivo de las tecnologías. Por ejemplo, en los años 50 del siglo pasado apenas 25 millones de personas eran catalogadas como turistas internacionales (quienes viajan fuera de sus países). En la actualidad, son más de 1 000 millones y la derrama económica que suponen representa 9 por ciento del PIB global. En el año 2030, se calcula, habrá 1 800 millones de turistas internacionales; pero cuando se examinan cuáles son las naciones más atractivas o con mayor cantidad de visitantes, se nota que las cifras han variado de forma singular.

Al igual que hace una década, Francia, EUA y España continúan siendo los tres principales destinos; sin embargo, China, que era el séptimo en el 2000, es ahora el cuarto.

Por el contrario, México bajó al décimo cuarto puesto, tras haber ocupado el octavo. Aunque sigue recibiendo un número importante de viajeros, está lejos de ser la nación que percibe más: su flujo de viajantes internacionales fue de 29 millones de personas; si este dato se compara con la población total mexicana como proporción del número de turistas internacionales, es claro que México está todavía por debajo de su potencial. España, por citar un caso exitoso, tiene 47 millones de habitantes y recibió el año pasado 65 millones de visitantes.

Ahora bien, cuando se habla de las variables de la industria turística, el panorama se torna interesante. La ocupación hotelera, el cual es un indicador relevante, oscila entre 56 y 58 por ciento, en promedio, en el país. No obstante, los centros de playa o los lugares que les llaman integralmente planeados tienen una ocupación de 70 por ciento; mientras las ciudades medias, como Aguascalientes, andan sobre 45 por ciento anual. De hecho, si se miden los turistas internacionales, Aguascalientes percibe muy pocos, pues en enero-febrero de 2015 (último dato disponible en Datatur), llegaron a la ciudad 3 587 viajantes; mientras el D.F. y los centros de playa recibieron 150 000 y 580 000 personas procedentes de EUA, respectivamente, en ese mismo bimestre.

En el sexenio 2004-2010, el gobierno estatal apostó a que Aguascalientes se convirtiera en un polo turístico y desvió parte del presupuesto público en la construcción de obras en el perímetro ferial; pero, como en otras áreas, además de la sistemática corrupción llevada a cabo como ejercicio de planeación e inversión, ese proyecto fue un fracaso pues las cifras se han mantenido muy constantes: la evidencia muestra de forma clara que no es la Feria, sino el turismo de negocios el que suma. Este, con las inversiones del sector automotriz, ha sido más acentuado en el actual sexenio gubernamental.

Según el sistema de datos de la Secretaría de Turismo del gobierno federal, a Aguascalientes arriban 515 000 visitantes al años, tiene una ocupación hotelera promedio anual de 49 por ciento y cada turista pasa en el estado dos noches. Es, junto con Tlaxcala y Durango, una de las entidades que menos viajeros recibe. A Zacatecas, en cambio, llega el doble: más de un millón al año.

¿Qué dice este panorama? Varias cosas. La primera es que la Feria, al menos en materia turística, no es relevante. Segunda, la vocación en el turismo de Aguascalientes parece estar muy focalizada en las personas que vienen por negocios y la verbena abrileña no cambia las tendencias anuales de forma significativa hacia este sector. Tercera, es preferible orientarla, al menos como inversión, hacia una mayor y mejor infraestructura (oficinas, conectividad, vialidades, seguridad, mobiliario urbano, etcétera), la cual provea servicios a los negocios. Y, finalmente, es saludable entender que hay estados buenos para una cosa y estados buenos para otras.

La conclusión es simple, sencilla: más allá de la coyuntura de abril, la vida de una entidad la constituye un conjunto variado, complejo, numeroso de factores cuyo progreso debe ser equilibrado, de suerte tal que ofrezca una elevación gradual; pero integral del bienestar y calidad de vida social, y del crecimiento y competitividad económica.

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