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Organizaciones de apoyo para emprendedores 

Por Antonio Martín del Campo

Chairman 02X y Venture Studio

“El comienzo de Apple en un garaje es un mito.” 

Steve Wozniak 

 

Las incubadoras de empresas han vuelto y están mostrando cómo con capital emprendedor, con espacios de oficinas compartidos y con las conexiones de sus inversionistas pueden ser una plataforma de gran importancia para llevar a los emprendedores al éxito.

Según un estudio reciente, en México el 75 por ciento de las startups cierran operaciones luego del segundo año de existencia, lo cual implica que apenas el 25 por ciento de ellas se mantiene. Es por ello que el papel de las incubadoras es muy relevante, ya que algunas de las principales causas por las cuales los emprendimientos fracasan en el país son finanzas débiles y falta de financiamiento.

Una incubadora de negocios tiene como objetivo, como su propio nombre indica, “incubar” proyectos empresariales que aún se encuentran en etapas incipientes, proporcionando al emprendedor asesoramiento continuo en diferentes áreas de la organización (modelo de negocio, constitución, perfeccionamiento de productos y servicios, marketing, etc.). Además, ofrece espacios donde la empresa puede empezar a operar y facilita el acceso a fuentes de financiamiento.

Algunas de las ventajas de pertenecer a esta clase de organizaciones son:

Los aspectos positivos de integrarse a una incubadora son numerosos. En primer lugar, estos centros de apoyo incrementan las probabilidades de éxito; no hay que olvidar que su principal objetivo es fomentar que el emprendedor adquiera una mentalidad empresarial y que sus inversionistas ganen dinero con el negocio nuevo. 

En segundo lugar, es muy relevante entender que al existir el componente de capital de riesgo, el primero que debe de estar al 1000% comprometido con el proyecto es el propio emprendedor, desde que detecta la necesidad de resolver un problema real hasta el momento en que construye esa solución que el mercado está dispuesto a pagar. Los inversionistas invierten en personas, en su capacidad de gestión, en su conocimiento del negocio que quieren emprender, en su compromiso con el mismo; así que antes de tocar las puertas de una incubadora, lo primero es saber si se puede contestar favorablemente a estas preguntas. De ser así, se estará dando el primer paso para alcanzar el sueño de emprender una empresa.

Por último, los tres consejos para elegir una incubadora son: 

  1. Casos de éxito: Una gran frase, sin duda, es “por los frutos los conocerás”; y sí, sin duda más allá de folletos, páginas, redes sociales y eventos, lo mejor para conocer a este tipo de organizaciones es hablar con sus usuarios, porque más que escuchar las cosas buenas, quieres escuchar las historias de terror y saber si puedes vivir con ellas. Recuerda que de ahí, seguramente, saldrán inversionistas que serán parte importante de tu nueva empresa y muchas veces un catalizador o un gran dolor de cabeza.
  2. Capital inteligente: Si no existe capital de riesgo, la incubadora no es incubadora, ya que así fueron concebidas desde los 90 y así siguen siendo hasta el día de hoy. Existen algunas que tienen alianzas con fondos institucionales y por ello se hacen llamar así. Para saber sobre esto, lo más conveniente es preguntar quiénes son dichos fondos, en cuántos emprendimientos han invertido y, lo mejor, en cuáles han ganado dinero. Una vez validado el tema, entonces puedes estar tranquilo pues vas por buen camino. Exige que te digan cuánto tiempo te van a destinar dichos inversionistas para impulsar tu proyecto.
  3. Especialización: Hoy en día, existen varias incubadoras muy exitosas en el ecosistema y está en tendencia su especialización en una industria o subindustria. Es muy relevante alinear tu emprendimiento a la tesis de inversión de los fondos que participan en el organismo, ya que su expertise será más profundo en ciertos ámbitos.
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