Por: Francisco Martínez Domene
El mundo laboral se encuentra en plena transformación. En medio de una revolución tecnológica y una creciente urgencia por transitar hacia modelos de desarrollo sostenible, están surgiendo nuevos perfiles laborales que no sólo responden a estas tendencias, sino que las impulsan. En particular, dos grandes fuerzas están moldeando esta evolución: la transición energética hacia fuentes renovables y la adopción acelerada de la inteligencia artificial (IA) en todos los sectores productivos.
Los empleos del futuro ya no son una proyección lejana. Están aquí, creciendo silenciosamente en industrias que hasta hace poco eran emergentes. Profesionales que hace cinco años no existían hoy están liderando proyectos clave en la transformación energética o enseñando a las máquinas a interpretar el lenguaje humano, optimizar procesos o tomar decisiones basadas en datos.
La transición energética y sus nuevos talentos
El impulso global por combatir el cambio climático ha detonado una inversión sin precedentes en tecnologías limpias. Esto ha dado origen a toda una nueva familia de empleos relacionados con las energías renovables. Ingenieros en energía solar y eólica, técnicos instaladores de paneles fotovoltaicos, especialistas en almacenamiento energético, expertos en hidrógeno verde, gestores de eficiencia energética, y analistas de sostenibilidad, son sólo algunos de los perfiles que se están demandando con fuerza en países que han apostado por un modelo energético más limpio.
Este cambio no solo redefine las habilidades necesarias en la industria energética, sino que también abre una oportunidad para la capacitación de talento en nuevas competencias técnicas y digitales. La formación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) adquiere un rol central, pero también lo hace la capacidad de integrar estos conocimientos con una visión de impacto ambiental, responsabilidad social y adaptación al cambio climático.
México, por su ubicación geográfica, su talento joven y su capacidad industrial, tiene todo el potencial para posicionarse como líder en la región en este campo. Pero para ello, será necesario impulsar políticas públicas y alianzas público-privadas que fortalezcan la formación de estos nuevos perfiles laborales.
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La inteligencia artificial como motor de transformación
Paralelamente, la inteligencia artificial está reconfigurando los modelos de negocio y creando una nueva capa de profesionales altamente especializados. Más allá del miedo a la sustitución de empleos, la IA está generando oportunidades laborales inéditas en áreas que requieren de capacidades humanas avanzadas como la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas complejos.
Hoy se demandan ingenieros en machine learning, arquitectos de soluciones de IA, científicos de datos, entrenadores de algoritmos, auditores éticos de IA, diseñadores de experiencias con IA generativa, y expertos en procesamiento de lenguaje natural. Además, surgen perfiles híbridos en sectores como el derecho, la educación, la salud o las finanzas, que requieren profesionales capaces de integrar la IA a sus disciplinas de origen, para generar valor y eficiencia.
Este fenómeno está forzando a las organizaciones a rediseñar sus estructuras, invertir en upskilling y reskilling, y pensar en el talento no solo como una función operativa, sino como el núcleo estratégico de su crecimiento.
Hacia un mercado laboral más diverso, digital y sostenible
Ambas tendencias —la revolución energética y la inteligencia artificial— nos obligan a repensar qué significa trabajar, qué tipo de talento necesita el mundo, y cómo debemos prepararnos para seguir siendo relevantes. El futuro del trabajo será verde, digital y humano. Verde, porque la sostenibilidad será la base de cualquier modelo económico exitoso. Digital, porque las herramientas tecnológicas serán indispensables para operar, competir y escalar. Y humano, porque la empatía, la ética, la adaptabilidad y la colaboración serán habilidades tan valiosas como el conocimiento técnico.
El reto para gobiernos, empresas y centros educativos será doble: anticipar los perfiles laborales del mañana, y al mismo tiempo, ofrecer mecanismos ágiles de formación, actualización y empleabilidad para millones de personas.
Aprovechar esta transición no es sólo una oportunidad para mejorar la competitividad de las naciones, sino también para construir una sociedad más equitativa, donde el trabajo digno y con propósito esté al alcance de más personas.
En este contexto, resulta indispensable identificar desde hoy los perfiles clave que marcarán el rumbo, promover la formación interdisciplinaria y fomentar políticas laborales que acompañen esta evolución. El trabajo del futuro no se esperará, se construirá desde ahora, con visión, estrategia y colaboración.
Twitter: @fmdomene
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