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Nuevas voces femeninas de la literatura en Aguascalientes

Open notebook and hands

Las palabras crean la realidad en la que vivimos. No solo la describen de forma objetiva, sino también cómo la interpretamos. Durante décadas, las mujeres han puesto en palabras su forma de ver el mundo. Muchas veces sus voces han sido acalladas solo por su género; pero los tiempos cambian y a través de los años, han ido recuperando el lugar que les corresponde en el mundo de la literatura.

Es por eso que en este artículo queremos hacer un reconocimiento a algunas jóvenes escritoras que están dejando huella en la literatura local y nacional.

Arely Jiménez, 24 años

Su primer acercamiento a la creación literaria fue a los 10 años. Solía escribir acrósticos y poemas para ganar premios en los concursos escolares del día de la madre o del padre. Para ella, fue su tío, un dramaturgo, quien le tuvo la paciencia suficiente para acercarla a la lectura y resolver las dudas que desesperaban a sus maestros.

Tanto en poesía como en narrativa, su obra está atravesada por la experiencia propia, aunque en la segunda aparece más velada. Utiliza ambos géneros como herramientas para entender sus vivencias. Le gusta hibridar la poesía y el cuento.

Actualmente, está terminando un libro de poemas que retrata la figura de la madre vista desde su crueldad. En un futuro planea escribir sobre la opresión y discriminación que sufren los enfermos; aquellas capas de violencia que, de acuerdo con la escritora, la sociedad tiene muy normalizadas.

Ha ganado premios como el Desiderio Macías Silva (poesía) y el Elena Poniatowska (narrativa), Caminos de la Libertad para Jóvenes, así como algunas becas de la Fundación para las Letras Mexicanas.

Ilse Díaz, 30 años

Desde niña le gustó leer, pero su primer acercamiento formal a la literatura se dio cuando estudió la preparatoria. Inspirada por figuras como Julio Cortázar, comenzó a escribir cuentos. Algunos los metió a concursos escolares y se dio cuenta de que debía seguir escribiendo.

Decidió estudiar Letras Hispánicas, y a pesar de que esta carrera le dio muchas herramientas para convertirse en escritora, fueron los cursos que tomó en el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA) los que le mostraron el trabajo del escritor. En esa época incursionó en la creación de poesía.

Cuando terminó la carrera, además de la escritura, se dedicó a formar estudiantes: lleva nueve años impartiendo clases en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Su obra está marcada por ciertas temáticas, las cuales tienen que ver con lo que le gusta investigar en términos docentes: historia de las mujeres, mitología y exploración del pasado.

Ha ganado los premios de narrativa Elena Poniatowska y de poesía Desiderio Macías Silva. Tiene Maestría en Filosofía e Historia de las Ideas y está cursando el Doctorado en Literatura Medieval. Algunos de sus textos han sido publicados por la editorial de la UAA.

Giselle Ruiz, 27 años

Comenzó a escribir a los 13 años, o al menos desde esa edad tiene conciencia de ello. En sus libretas, narraba vivencias cotidianas mezcladas con ficción. Cuando entró a la universidad a la carrera de Ciencias Ambientales dejó de escribir, pero la escritura volvió a ella cuando terminó sus estudios. Lo mismo pasó con la lectura, a la cual se entregó por completo y que ha sido un detonante para su obra. A partir de esto, la invitaron a publicar en algunas revistas y así, casi sin darse cuenta, escribió más y más.

Cuando descubrió la poesía, se enamoró de ella. Escribirla representa una especie de desahogo y daño a la vez, algo que la confronta consigo misma. Para Giselle, no hay otra forma de entregarse a la literatura más que a través de la honestidad y desnudez del alma.

Le atraen autores con vidas difíciles y desórdenes mentales, pues cree que de esas experiencias se desprende una obra profunda y cruda. Tal vez por eso, sus poemas se caracterizan por desarrollar temas sombríos. “No son felices”, confiesa, y no porque ella no lo sea, sino porque le interesa explorar realidades alternas, que confrontan al humano con su ego y miedos profundos.

Ha sido becada por la Fundación para las Letras Mexicanas y ha publicado en revistas como Cultura Colectiva, Vice México, el suplemento Tachas de Es lo cotidiano, Tierra Baldía, entre otras. En la actualidad, se encuentra desarrollando un libro de poemas sobre los prejuicios, juicios y sentencias que se hacen alrededor de la figura de la mujer.

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