Icono del sitio Líder Empresarial

No más emprendimiento al estilo “Don Quijote”

Eduardo Infante descubrió su segunda vocación cuando trabajó asesorando proyectos de emprendimiento: ayudar a que las empresas generaran un desarrollo económico más viable a través de la formación y bienestar de su personal. Ahora dirige Invenio, Coaching, Training & Desarrollo Empresarial, empresa que se dedica a dar asesorías y entrenamiento a empresas.

En entrevista con Líder Empresarial, Eduardo nos habla sobre la importancia de romper los paradigmas de hacer negocios de forma tradicional. En ésta época, ni los esfuerzos individuales ni la inflexibilidad, harán que una empresa se consolide.

LE: ¿Qué necesidades detectaste para comenzarte a dedicar al coaching?

EI: Siempre he tenido interés en el desarrollo de las personas. Yo soy economista, tengo una Maestría en Administración, pero mis primeros años profesionales me llevaron al área de educación continua. Cuando trabajé para el Tecnológico de Monterrey descubrí una segunda vocación: ayudar a empresas en la formación de sus personas para poder generar un desarrollo económico más viable, más sustentable.

No me desinteresé de la economía, pero en vez de irme a lo macro, preferí trabajar desde lo que estaba en mis manos: incidir favorablemente para que las personas dentro de una organización sean más responsables, más honestas, que puedan tomar decisiones de una forma congruente y desde ahí generen cambios.

LE: ¿En trabajos previos te diste cuenta de alguna carencia en el manejo de personal?

EI: Sí, en tres diferentes trabajos me di cuenta de que hay una necesidad de integrar la razón y la emoción dentro del actuar empresarial. Normalmente nos regimos por paradigmas que van más del hemisferio izquierdo: procesos, técnicas, conocimientos, indicadores, pero metemos muy poco en el ámbito empresarial al desarrollo de competencias emocionales, de comunicación y de empatía.

No es sano estar en algún extremo. Hay que conciliar estos dos mundos, para que en una empresa, las personas sean personas. No les puedes pedir que actúen como máquinas porque no lo son. Cuando te rige sólo el paradigma de la razón, el orden y la lógica, casi siempre esperas que el comportamiento humano sea predecible, sea medible y eso es prácticamente imposible.

LE: ¿En Aguascalientes hay empresas que junten la razón y la emoción?

EI: Sí hay empresas que conjunten estos dos valores. En México están Nestlé y Bimbo. Estas dos empresas están apuntando al desarrollo de sus personas, no sólo desde el desarrollo de sus competencias laborales, sino también desde sus competencias emocionales. Generan buenos ambientes de trabajo, no dejan de ser competitivos, no dejan de tener altos estándares de calidad y rentabilidad, que es lo que buscan las empresas desde el paradigma clásico.

LE: ¿Qué tan importante es que las nuevas empresas o proyectos se vinculen con otras de la región?

Es clave. Hemos querido hacer empresas partiendo del paradigma de Don Quijote, de la persona que con sus propios recursos, voluntad e inteligencia, se lanza contra el mundo a tratar de competir. Es mucho más inteligente empezar a hacer equipo. Como emprendedores nos falta más trabajo de colaboración, que detone nuevas redes donde el trabajo no dependa sólo del emprendedor, sino de un grupo de personas.

EI: ¿Qué estrategias sugieres para hacer posibles estos enlaces?

Conocer y vincularte. Hay muchos emprendedores que tienen miedo a tocar las puertas de las grandes empresas, piensan que no les van a hacer caso cuando hay una necesidad latente de estas empresas de encausar esfuerzos de emprendimiento hacia sus necesidades reales.

Lo vital es tomar la decisión, darte una oportunidad de estar en los foros donde concluyen o participan las empresas, saber tocar la puerta, levantar la mano y decir: yo tengo la disposición de crear una empresa. Siempre será mejor construir en función de las necesidades de empresas más grandes que hacerlo en función de lo que tú crees que puede pegar, pero que no tienes ninguna garantía de que así sea.

LE: ¿Cuáles son los errores más frecuentes de una persona o grupo que emprende un proyecto?

EI: Uno es tratar de hacer empresas sólo, sin equipo. Necesitamos emprendedores multidisciplinarios, que uno conozca muy bien la parte técnica, otro la parte de relaciones, que otro sea el cerebro financiero y uno la parte operativa.

El segundo sería la falta de investigación, no saber cuáles son las necesidades del mercado, crear emprendimiento que esté desligado de la realidad o la necesidad de una región.

LE: ¿Qué ventajas tiene una nueva empresa respecto a una empresa grande?

EI: La flexibilidad. Aunque sea pequeña, la nueva empresa tiene un grado de flexibilidad que muchas empresas más grandes morirían por tener. La toma de decisión es más rápida. El reconocimiento de oportunidades puede ser mucho más ágil. En una empresa tradicional la oportunidad se ve pocas veces, pero se tiene que cambiar toda una estructura para poder aprovechar esa oportunidad.

Una empresa pequeña no tiene esas carencias, entonces, lo que pareciera ser una debilidad se puede convertir en una fortaleza real.

LE: ¿Proyectas un panorama favorable para los emprendedores o crees que hace falta que las grandes empresas conozcan más sobre el tema?

EI: Sí, no podemos apostarle a un modelo de desarrollo económico que se base en las grandes empresas y proyectos de inversión que acaparan miles de millones de dólares, porque al final del día, nuestra economía, como la economía de todos los países industrializados, se basa en las pequeñas y medianas empresas. Menos del 5 por ciento de todas las empresas en México son grandes, 99.6 por ciento de las empresas del país son pequeñas, micro o medianas. Debemos ponerle atención a esas empresas, meterlas a un sistema donde piensen estratégicamente, actúen en colaboración y detecten oportunidades.

Lamentablemente muchos esfuerzos de emprendimiento se desperdician en esquemas tradicionales, que no agregan nada de valor y ofrecen lo mismo que empresas de hace diez, veinte o treinta años. Necesitamos meterlos a una ola de innovación y no en esfuerzos aislados donde alguien pone una cafetería que se va a quedar sólo en eso porque no te ofrece nada más que las otras mil cafeterías que puedes encontrar alrededor.

LE: ¿Crees que esto se ha dado por la falta de investigación o por falta de apoyo?

No podemos culpar solamente al emprendedor. Ha faltado consolidar su ecosistema, que se debe dividir en tres: esfuerzo público, esfuerzo privado de empresas consolidadas, y el trabajo de los emprendedores. Todavía hay desvinculación entre estos tres. En ocasiones hay mucho entusiasmo pero hay poca proyección y poca consolidación porque no hablan el mismo lenguaje que el gobierno y las empresas.

Las universidades deberían ser el vínculo o el espacio natural donde el emprendedor se gesta y desarrolla un proyecto que se vincule a la necesidad de mercado real. Las empresas y universidades se tienen que conectar.

En el emprendimiento de repente hay mucho ruido y pocas nueces. Es triste porque los que hemos estado dentro nos damos cuenta que hay mucho talento, pero en ocasiones desperdiciado.

Salir de la versión móvil