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No atraemos lo que pensamos

A mediados de la década del 2000 irrumpió en el mundo un libro, y tiempo después su respectiva película, que ha sido considerado best seller: El Secreto de la australiana Ronda Byrne.

Esta obra nos explica que como seres humanos somos capaces de obtener todo lo que deseamos simplemente cambiando paradigmas y esquemas mentales, planteamiento que, desde el punto de vista práctico, aborda desde los años 70 el modelo pseudocientífico de comunicación interpersonal llamado Programación Neurolingüística, el cual fue desarrollado por Richard Brandler y John Grinder.

Hoy en día encontramos un sinnúmero de libros, películas, sitios web y lugares con frases y decretos que nos acercan a la posibilidad de tener una vida en la cual todo es positivo, abundante y pleno.

La verdad no puede ser distinta, pero debemos trabajar en nuestros objetivos para lograrlo. Si bien es cierto que somos el resultado de las decisiones que hemos tomado en el pasado, también es verdad que podemos cambiar nuestro futuro.

Como ejemplo de esto, tenemos a Eiji Toyoda, Taiichi Ohno y Shigeo Shingo, quienes en la década de los sesenta nos legaron el sistema TPS (Toyota Production System), en el cual postularon los conceptos de Lean Manufacturing, Mejora Continua, entre otros; todos ellos agrupados y explicados posteriormente, en 1990, en el libro The machine that changed the world de James P. Womack, Daniel T. Jones y Daniel Roos, para entender una cadena de valor en la producción de automóviles (los códigos QR son una aplicación actual de este sistema que se fue perfeccionando con el tiempo).

Este sistema replanteó y posicionó el producto automotriz de todo un país que 20 años atrás quedó devastado por la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué cambió? La forma de trabajar, de producir y, en pocas palabras, la manera de pensar.

La Ley de Atracción de Byrne dice que atraemos lo que pensamos y dicha ley se cimienta en los pensamientos, frases y decretos que verdaderamente atraen como un imán lo que pensamos: ¿Crees que vas a fracasar?, así será. ¿Sabes que vas a triunfar?, así será.

Debemos de recordar que los pensamientos están intrínsecos en las creencias, en los paradigmas, resultados de nuestras experiencias y aprendizajes.

A veces pedimos a Dios, al destino, al universo que cambie nuestra situación, mejore nuestras ventas o nos caiga maná del cielo, cuando está en nosotros mismos la posibilidad de dicho cambio. Por ello, atraemos lo que somos, no lo que pensamos.

Esto, como en el ejemplo de la mentalidad japonesa, nos invita a realizar una transformación integral de nuestra persona y organización para llevar a cabo todos los buenos deseos que tenemos en el tintero (comercialmente hablando).

En este sentido, la clave del éxito personal para cualquier individuo y cualquier profesional comercial o dueño de algún negocio está en: pensar positivo y en el éxito de las ventas; binomio común en todos los vendedores que han logrado triunfar.

Si pretendemos que nuestro negocio prospere y nuestro equipo comercial tenga el éxito esperado en las ventas, debemos cultivar con constancia la autoestima de nuestros empleados.

Toda nuestra vida es influenciada y templada por la opinión que tenemos de nosotros mismos: “Eres lo que crees que eres”, dicen los filósofos griegos y no griegos.

Y si analizamos las vidas de las personas que han logrado triunfar, descubriremos que poseen cierto grado de honor, conciencia, determinación, valor, capacidad, disciplina, confianza y orgullo.

Los ejecutivos comerciales exitosos son mujeres y hombres de acción. Piensan positivamente, viven positivamente y, por consiguiente, actúan de la misma forma.

Si en nuestra empresa contamos con un equipo competente de ventas, lo recomendado será capacitarlos en el área motivacional y apuntalar su autoestima.

Ahora, si somos y manejamos equipos altamente motivados. ¡Felicidades! Vamos por buen camino.

Agradezco como siempre tus comentarios al correo electrónico: jej@escaleragbs.com

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