No habían transcurrido más de seis meses del inicio de la pandemia por coronavirus cuando los médicos apuntaron que sus impactos iban más allá de las afectaciones pulmonares.
En el artículo titulado “Nos equivocamos: pensamos que solo era un virus respiratorio», la revista científica de la University of California San Francisco (USCF) señaló que los neurólogos estaban alertas ante pacientes que presentaban bruma mental (brain fog, por sus siglas en inglés) tras enfermarse de COVID-19.
Una investigación publicada en Journal of Infection describió los síntomas de la neblina mental, en donde la pérdida de memoria, la confusión y la dificultad para concentrarse fueron las manifestaciones más comunes, aún incluso en pacientes que atravesaron de manera leve —e incluso asintomática— la infección.
“Hay un enlentecimiento del pensamiento; a pesar de que esta neblina mental limita el día a día en el trabajo, la escuela, incluso en la casa, las personas no buscan una atención, muchas veces porque no saben con quién ir realmente”, comparte el doctor Rodolfo Callejas, director de NeuroSleepKlinik.
Las previsiones, indica el neurólogo (uno de los más reconocidos en la región), apuntan que alrededor del 60% de las personas que pasan por la infección de COVID-19 padecerán neblina mental. No obstante, observa que el número seguramente sea mayor, debido a que muchas no reportan sus síntomas.
En este sentido, el doctor Callejas refiere que uno de los tratamientos más efectivos para combatir la bruma mental ocasionada por el coronavirus es la neuromodulación.
Aprobado tanto por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) como por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), este tratamiento seguro no farmacológico consiste en la aplicación de un estímulo eléctrico de forma externa dirigido a modificar la función del cerebro (específicamente las neuronas). El procedimiento más común es la Estimulación de Corriente Directa Transcraneal (tDCS).
“Como su nombre lo indica, significa aplicar un estímulo eléctrico a través del cráneo, el cual modula las neuronas en el cerebro. Al dotar de este estímulo, las neuronas cambian su forma de actuar, dependiendo del problema que atendamos. Con la modulación eléctrica podemos regular de vuelta las funciones de atención y memoria, por ejemplo”, explica Rodolfo Callejas.
El galeno detalla que el tratamiento está estandarizado a doce sesiones, una cada tercer día, por lo que el procedimiento se extiende a únicamente cuatro semanas. Señala que la neuromodulación va acompañada de sesiones de Terapia Cognitiva Conductual ofrecidas por una neuropsicóloga de la clínica —con el objetivo de acelerar la recuperación del paciente—.
“NeuroSleepKlinik es la única clínica en Aguascalientes que tiene la tecnología para dar la terapia de tDCS. Pertenecemos a la Sociedad Mexicana de Neuromodulación, es decir, estamos certificados por el organismo académico-médico-científico nacional que permite identificar que la terapia se está dando de la manera correcta”, subraya.