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Neuroliderazgo, la fórmula secreta para ser un buen líder según la ciencia

«En el cerebro se activan las mismas regiones cuando un cocainómano está a punto de recibir su dosis diaria que cuando un inversor bursátil está a punto de recibir sus dividendos». 

Para Ricardo Cervantes, director de Careva, especialistas en capacitación de personal, este descubrimiento de la neurociencia es tan «aterrador como revelador». ¿Qué es lo que nos motiva? ¿Somos yonkies del dinero? De ser así, dice Cervantes, «el dinero jamás va a ser suficiente». Como un toxicómano, siempre querremos más.

De estudiar estos comportamientos humanos y aplicarlos a la empresa, nace el neuroliderazgo, una doctrina basada en los principios que rigen nuestro cerebro para convertirnos en mejores líderes o trabajadores de nuestras empresas. «Es el liderazgo hecho ciencia», explica Cervantes al tratar de resumir en pocas palabras esta novedosa disciplina.

Las emociones que nos rigen

«Nuestros sistemas laborales están hechos para motivar a la gente a través de remuneración económica y eso es una tontería. Es como darle cocaína a un empleado y pensar que con eso va a estar motivado», defiende el joven directivo.

«Siempre estamos influenciados por emociones»

De acuerdo con esto, hay otros usos que te pueden ayudar a motivar a un colaborador, y hacer un plan de vida y carrera. El secreto son las emociones: «Se descubre que nosotros siempre estamos influenciados por emociones. Al momento de tomar una decisión siempre influyen, ya sean al inicio, en medio o al final».

¿Cómo usar las emociones para ser un mejor líder?

Cervantes entra en conceptos «muy avanzados» como el salario emocional. «Si nos involucramos -no que seamos psicólogos ni amigos-, pero si nos preocupamos porque las emociones de nuestros colaboradores estén mejor, eso no tiene ningún costo y seguramente pagará más que un salario elevado», sostiene.

¿Cómo lograrlo? Cervantes cree que un buen trato y un horario flexible pueden llegar a motivar más a un trabajador que el propio salario: «Dale algo que le permita a él estar con su vida, que pueda estar con su familia, vivir sus hobbies, vivir lo que él quiera vivir además del trabajo».

Un cambio de paradigma

«En cinco años, la neurociencia ha descubierto más sobre nuestro cerebro que en los pasados 5,000 años», comenta Cervantes al detallar los orígenes de esta disciplina científica. Según él,  el detonante más fuerte es cuando el psicólogo Daniel Kahneman gana el premio Nobel de Economía en 2002 por sus descubrimientos acerca de cómo influyen las emociones a la hora de tomar decisiones, algo que «cambia toda la manera de entender el merado bursátil».

A partir de ahí, el neuroliderazgo trata de conectar a los científicos con los empresarios que, según Cervantes, normalmente «no buscan la ciencia para dirigir una empresa».

Pero no sólo se trata de llegar a los directivos, sino a cualquier persona decidida a ejercer un liderazgo dentro de su empresa. «El paradigma a romper es la pregunta ¿un líder nace o se hace? Para la neurociencia esa es una pregunta ridícula. La pregunta es ¿quieres serlo?

 

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