Por fin se hizo oficial.
Con el impulso que ya traía desde el inicio de la década, la industria automotriz metió tercera y rebasó a todas las demás fuentes de ingresos por divisas en México.
Fue tal su acelerón, que a lo lejos quedaron las famosas remesas, el siempre elogiado turismo y el histórico petróleo.
Según los últimos datos, el sector automotriz en territorio mexicano es un verdadero auto de Fórmula 1, pues en el primer semestre acumuló 44 148 millones de dólares, cantidad superior en más de 10 000 millones de dólares a los ingresos de sus tradicionales competidores.
Esta posición puntera se da por primera vez en la historia del país, donde el ramo automotriz ya no tiene rival en el panorama nacional, por lo cual ahora su objetivo es a nivel internacional: para enfrentar su nuevo reto, primeramente, busca remontar algunas posiciones en Latinoamérica gracias al declive económico de Brasil, que está a punto de entrar a pits, si se confirma su recesión económica.
En la república mexicana, la pista está despejada y con buenas perspectivas competitivas para el crecimiento internacional.