Lourdes Gisela Díaz Figueroa
Gerente comercial Gallástegui Bajío
Se sabe que el emprendedor se enfrenta a la resolución de varias dudas al momento de planear su proyecto, una de ellas es la de decidir si tendrá un negocio propio o una franquicia.
Iniciar una empresa por cuenta propia es igual a ir por carretera libre, siempre existe la incertidumbre de cómo estará el camino y se debe aprender de los errores que se van cometiendo. Pero, a diferencia de un camino de cuota (franquicia), se pueden tomar decisiones acerca del concepto, decoración, productos, servicios, y llevar la administración.
Si bien la libertad de gestión para el emprendedor es mayor en una compañía propia, también el riesgo a fracasar aumenta, pues el proyecto empresarial no está probado ni estudiado.
Ahora bien, si se adquiere una franquicia, su nivel de riesgo y curva de aprendizaje se reducen, ya que se obtiene una fórmula probada por alguien más y, dentro del modelo financiero realizado por firmas consultoras especializadas, se busca que el monto de inversión, cuota y regalías sean adecuadas para que ganen las dos partes involucradas (franquiciante y franquiciatario).
También, la marca otorga su know how, es decir, su conocimiento sobre el negocio y cómo realizar su operación. Asimismo, se contará con asistencia permanente desde la firma del contrato, pues se tendrá apoyo tanto en la búsqueda del local como en la inauguración. La implicación en cada uno de los procesos dependerá de cada franquicia: algunas solo brindan asesoría por teléfono o internet (Skype o correo electrónico); mientras otras se hacen cargo por completo de buscar el lugar y adecuarlo con el fin de entregar la nueva unidad lista para operar, modelo conocido como llave en mano.
A su vez, se goza de asesoría continua durante el tiempo de duración del contrato; se tienen visitas esporádicas para la supervisión y resolución de dudas y problemas existentes; se cuenta con un apoyo en reclutamiento, selección y capacitación del personal. Sin embargo, a comparación de quien emprende su propia empresa, no se pueden tomar decisiones, pues todo debe ser evaluado y aprobado por el franquiciante. Un ejemplo de esto es la famosa cajita feliz de McDonald’s, la cual fue ideada por una franquiciataria que la presentó a la compañía y esta convino en incluirla.
Aunque la franquicia posee diversos beneficios, no asegura el éxito, pues depende de tres factores importantes: excelente ubicación, buen modelo de negocio y buen operador. Este último es de los más importantes, ya que el modelo puede ser muy bueno, pero la mala elección de franquiciatario podría poner todo en riesgo.
Tomar la decisión de ir por el camino de cuota y no por el libre, es más recomendable para emprendedores que acepten que habrá alguien a quien rendirle cuentas.
Pero, además de esto, otro aspecto a tener en cuenta es el capital. Una empresa propia es mejor que inicie con un monto de inversión bajo, pues se encontrará en un proceso de prueba y error, a diferencia de una marca que tal vez ya tenga más de 15 sucursales establecidas y un posicionamiento en la región, explicó Alfredo Maldonado (gerente de estrategia y operaciones de Proempleo) en entrevista con CNN Expansión.
Una franquicia puede iniciar desde los 150 000 pesos hasta los cinco millones de pesos. El tiempo estimado de duración del contrato depende del retorno de inversión y este puede ser renovado por la marca. Asimismo, el emprendedor tendrá la opción de continuar o no con el negocio; pero si elige no seguir, no podrá dedicarse al mismo giro por tres o hasta quince años.
Si está decidido a emprender, analice todos los puntos en contra y a favor de estos dos modelos, para que adquiera el adecuado según su perfil y monto de inversión.
Con información de Álvarez S. “Franquicia o negocio propio, ¿con cuál emprender?”. CNN Expansión, 13 de enero de 2015. Recuperado de http://www.cnnexpansion.com/emprendedores/2015/01/12/franquicia-o-negocio-propio-con-cual-emprender