Es el tema del momento: “México sería la nueva China de América Latina”, “es una oportunidad única” o “ la solución actual para el comercio exterior” resuenan en medios y conferencias de negocios acerca del nearshoring.
Esta práctica se puede definir como una estrategia para transferir parte de la producción de una compañía a terceros, pues el fin es agilizar las exportaciones a los mercados de interés.
Por ubicación geográfica, México sí puede atraer un mayor flujo de inversiones por instalar nuevas plantas manufactureras que detonen el volumen de exportaciones; sin embargo, el concepto va más allá de solo reubicar y vender.
Para Federico Quinzaños, presidente y fundador de El Gran Bajío, la gran oportunidad que puede aprovechar nuestro país es la generación de valor agregado ante la llegada de nuevas cadenas de proveeduría.
“Los empresarios mexicanos deben pensar en empresas que no vendan autopartes sino ahora el coche terminado. Esa es la verdadera oportunidad de México para generar un valor agregado en vez de solo vender y producir”, explicó el ejecutivo.
Precisó que el nearshoring también fomenta que inversionistas extranjeros firmen alianzas con empresarios mexicanos, pero no para abrir nuevas empresas, sino para aumentar la línea de producción en mercancías que se desarrollen en México y que surtan a los mercados de interés.
Por otra parte, instalar nuevos proveedores en el territorio nacional no solo permitirá surtir al mercado estadounidense, ya que también hay un mercado en México por cubrir que, dicho sea de paso, es el principal consumidor de productos norteamericanos en la región de América Latina.
“¿Alguna vez has visto a una persona que coma aguacate en un estadio de Estados Unidos? La realidad es que no, porque lo que se consume es el guacamole y es ahí donde las empresas mexicanas pueden desarrollar un nuevo producto que demanda el consumidor norteamericano”, detalló Quinzaños.
¿Qué ventajas tiene México?
La cercanía con el principal país importador del mundo ofrece la principal ventaja con respecto a los otros países que se perfilan como potencias en este modelo de producción.
Para dar un ejemplo, los tiempos de traslado por vía marítima de México hacia Estados Unidos, no llegan ni a la semana, mientras que China, de donde vienen una gran parte de las empresas que buscan trasladar su producción fuera de su país, llegan a tardar hasta 32 días.
Por otra parte, el costo de traslado por un envío de China hacia Estados Unidos es de 140 dólares por metro cúbico, mientras que en costo por traslado de México a EEUU es de tan solo 10 dólares por metro cúbico.
Adicionalmente, el promotor de El Gran Bajío valoró que México es un país que comenzó a migrar de la industria manufacturera a la “mentefactura”. Es decir, no basta con productos terminados sino que ahora han surgido centros de creación de productos que diseñan mexicanos.
¿Cómo atraer la tendencia al Bajío?
En opinión de Quinzaños, los gobiernos de cada estado que integran la región Bajío deberían promover la creación de nuevas universidades, con énfasis al desarrollo tecnológico, a fin de ofrecer mano de obra calificada; además, deberían continuar con la infraestructura vial e incentivar nuevos complejos industriales.
El suministro y distribución de energía eléctrica es otra área por resolver, pero preferentemente con un enfoque sustentable hacia el futuro que garantice la funcionalidad de las operaciones.
“Realmente lo que interesa al inversionista es que la empresa sea competitiva en territorio mexicano; la parte política no es de interés”, abundó.
En su opinión, la gran ventaja de la región radica en el desarrollo de clústeres, mismos que han generado la competitividad que actualmente tienen los estados, ya que son parte de una “articulación productiva” que vincula universidades, asociaciones industriales, proveedores, centros de investigación y centros de desarrollos.
El reto a futuro estriba en acondicionar los espacios que permitan el desarrollo de la movilidad, aeronáutica, nanotecnologías, energías renovables e industrias creativas.