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Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez: El mundo visto desde el lomo de un escarabajo

Los edificios de Zacatecas tienen historias por contar, sólo basta acercarse a sus muros para escucharlas. Jánea Estrada, directora de La Gualdra e integrante del Clúster Turístico y Cultural, nos tradujo los ecos del Museo de Arte Abstracto de Manuel Felguérez. Junto a ella viajamos del pasado al presente y nos asomamos a las posibilidades del futuro, conociendo al artista valparadisense y la generación que lo acompañó.

Según nos cuenta la experta, desde su arranque, el museo se apropió de los espacios e integró una colección única de artistas abstractos que “van desde la Generación de La Ruptura (años cincuenta) hasta nuestros días”. La semilla de la creación se le atribuye a Manuel Felguérez, quien soñó con mostrar una cara auténtica del arte y consiguió el apoyo de sus colegas.

El mundo escondido en lo abstracto

Jánea Estrada nos explicó que el Museo de Arte Abstracto abrió sus puertas en septiembre de 1998, por iniciativa de Manuel Felguérez y su esposa Mercedes de Oteyza. Con el paso del tiempo se hicieron las modificaciones necesarias para habilitarlo al público. Múltiples artistas se sumaron al proyecto para darle vida a las salas.

Lo que diferencia a este recinto de cualquier otro es que está enteramente conformado por expresiones artísticas abstractas. Es decir que se aleja de las representaciones figurativas, descompone la realidad hasta las últimas consecuencias e interpreta los fragmentos.

El patio central muestra un Manuel Felguérez cercano a la literatura, atraído por la ciencia ficción y los mundos futuros. Las esculturas refuerzan la necesidad de crear nuevas formas y el resultado de un espíritu visionario.
Santos, pecadores y artistas

Los primeros pasos frente al museo nos hicieron imaginar los años en los que Ramón López Velarde atravesaba las puertas para ir a clases. Por increíble que parezca, antes de convertirse en un semillero de arte, el edificio albergó el Seminario Conciliar y Tridentino de la Purísima y, durante el siglo XX, se convirtió en cárcel de hombres y mujeres.

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En algunas salas todavía se percibe la energía de antaño y en otras queda relegada por el color y las formas de las piezas. Hasta el momento cuenta con 15 salas permanentes, donde nos deslumbramos con las creaciones de artistas abstractos de México y el mundo. Para entender lo que pasa en su interior sólo basta dar un vistazo a la clasificación que el propio espacio brinda.

Ruptura. Es una exhibición donde descubrimos algunos datos curiosos sobre el grupo de artistas que “descompusieron la realidad”, para transmitirla de forma abstracta. Alejándose de las ideas plasmadas en el muralismo, dialogaron con la ciencia ficción, lo impalpable y las sensaciones del cuerpo. Además de Manuel Felguérez, los pinceles estuvieron a cargo de Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, José Luis Cuevas, Vicente Rojo, entre otros.

Osaka. De México a Japón y de regreso. La Sala de Murales de Osaka es uno de los sitios más impactantes de todo el recorrido. Según nos contó Jánea, la muestra integra doce pinturas de gran formato (6×8 metros), las cuales fueron elaboradas a petición de Fernando Gamboa para presentarse en la “Feria Mundial de Osaka 70”. Después de haber hecho el recorrido hasta allá, se mantuvieron embodegadas por más de 40 años, hasta que vieron la luz en 1999 tras la ampliación del museo.

Entre los colores vibrantes destaca la obra de Lilia Carrillo, pues aunque apostó por una paleta más tenue, consigue atraer a cualquiera que entre en la sala. El más rebelde de esta exposición colectiva fue Francisco Corzas, pues hizo dos murales en lugar de uno y se dejó llevar ligeramente por el arte figurativo.

Colectiva. Esta sección está destinada para dos generaciones de artistas, los primeros, los de la generación en Divergencia, comprendida por artistas nacidos entre 1935 y 1945. Retomaron las nociones de La ruptura y las extendieron hacia otros panoramas estéticos. Algunos de sus principales actores fueron: Ilse Gradwohl, Águeda Lozano, Carlos Olachea e Irma Palacios,

En segundo lugar están los artistas en Tránsito, quienes tuvieron mayor atención durante los años 80. Ellos combinaron la “tradición del arte mexicano, así como la pluralidad cultural del país, con la herencia cultural europea, pasada y reciente”. Entre sus representantes están: Beatriz Ezbán, Rosario Guajardo, Ernesto Hume, Perla Krauze, Marina Láscaris, Alfonso Mena Pacheco.

Horarios: Miércoles-Lunes 11 a.m. a 3 p.m.

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