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Mujeres que influyen: Graciela Martín y Ana Carrillo

Vivir en un universo paralelo: Graciela Martín Salado.

Aunque se desempeña en el sector inmobiliario, su pasión es el teatro: está cumpliendo 53 años de trayectoria.

De niña acompañaba a su hermana a los ensayos del grupo de teatro en el que ésta participaba y como ya sabía leer, el director le asignó la labor de apuntadora. Su voz destacaba tanto que pronto la incluyeron en las obras.

Al cabo de una larga pausa –en la que, sin embargo, tomó diversos cursos de actuación-, y luego de vivir en diversas entidades, regresó a Aguascalientes, enrolándose de nueva cuenta en el grupo de teatro al que había pertenecido, teniendo la oportunidad de trabajar con los grandes maestros de la época.

Ha trabajado en infinidad de obras, lo mismo que en radionovelas, fotonovelas, cortometrajes y dos películas, una de ellas bajo la dirección de Jaime Humberto Hermosillo. Se considera de la vieja escuela, pero también de la nueva, pues está involucrada en diversos proyectos de los alumnos de la Universidad de las Artes.

“Para mí es vivir en un universo paralelo: en cuanto me subo al escenario, ya no está Graciela Martín, sino la mujer maltratada, la madre castrante, las mil y un personajes a los que les estoy prestando mi cuerpo y emociones”, señala.

Un legado de la familia para la comunidad: Ana Carrillo de Luna

Su padre le sugirió que aprendiera a bordar para aprovechar la máquina que tenían en desuso; una vecina le enseñó y está cumpliendo 25 años en el oficio.

En su taller, ubicado en El Rodeo, Calvillo, confeccionan ropa para bebé y niños, ropones, sábanas, cobijas, entre otras prendas. Comenzó a comercializar sus creaciones en el propio Calvillo y pronto recibió pedidos de tiendas establecidas en la capital, luego en Rincón de Romos, Pabellón de Arteaga, Villa Hidalgo, Teocaltiche, para llegar a Guadalajara y la Ciudad de México.

La creciente demanda propició que su esposo e hijas se unieran al negocio y se vio en la necesidad de comprar más máquinas, primero de medio uso y posteriormente nuevas, gracias a un apoyo de gobierno, además de que el taller poco a poco ha ido creciendo.

Actualmente la apoyan 15 personas y otras 15 más trabajan directamente en sus casas –ubicadas en diversas comunidades- deshilando a mano.

“Todo lo que hacemos son diseños exclusivos, siempre estamos innovando”, dice, además de sentirse orgullosa de generar trabajo para la gente necesitada.

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