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Mujeres haciendo historia

Lorena Jiménez

Por: Lorena Jiménez Salcedo, empresaria queretana

Hace no tantos años, las mujeres eran una especie de apéndice de los hombres, prácticamente sin derecho de nada, sólo de aceptar, asentir o callar ante las decisiones de ellos.

Esa realidad, afortunadamente, ha cambiado considerablemente durante la última década. No obstante, bajo ninguna circunstancia podemos decir que la lucha por los derechos de la mujer ha terminado. Todo lo contrario, está más vigente que nunca.

Parece increíble que fue hasta 1945 cuando, en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, se consagró la igualdad de género entre hombres y mujeres.

Parece increíble pensar que fue hasta 1953 cuando en México se promulgaron leyes que garantizaban la ciudadanía plena de las mujeres —que, entre otras cosas, le daban derecho a votar y ser votada—. 

Y parece aún más increíble recordar que fue hasta 1979 cuando Griselda Álvarez Ponce de León se convirtió en la primera mujer gobernadora en México.

Tuvieron que pasar muchísimos años para que una mujer estuviera al frente de una empresa. Y así podríamos seguir citando ejemplos de los espacios que hemos alcanzado y conquistado.

Teníamos y, desafortunadamente, parece que tenemos que seguir demostrando nuestra valía ante el sistema patriarcal en el que estamos inmersas. 

Lo peor era la normalización de la violencia, en todas sus formas, en nuestra contra. Reitero, hemos avanzado mucho, pero no podemos parar. Está más que demostrado el valor agregado que representa la mujer en todos los ámbitos, desde el más básico (y no por eso menos importante) que es la familia, hasta el político, social, cultural, económico, científico, empresarial y un largo etcétera.

Necesitamos que todos los días sean 8 de marzo, para que hagamos conciencia plena de la lucha por nuestros derechos, de la urgente erradicación de la violencia en contra de niñas y mujeres, del derribamiento de ese sistema en donde todo fluye a partir de la visión de los hombres. Esto no significa entrar en una guerra, sino todo lo contrario, lograr que entiendan nuestro papel y nuestro lugar en este mundo.

Por eso hago un exhorto a que sigamos trabajando, luchando, reflexionando y buscando espacios de igualdad de oportunidades para nosotras las mujeres. Nuestro aporte es vital y necesario en todos los sectores y ámbitos de nuestra sociedad.

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