Emilio Carrasco se caracterizó no sólo por la calidad y variedad de su trabajo artístico, sino por ser una persona sencilla que gustaba de compartir sus experiencias, obra e inherente visión de mundo.
El fallecimiento sorprendió al gremio artístico del estado, ya que era un referente de Zacatecas, aun al ser originario de la Ciudad de México. El suceso se dio a conocer a través de redes sociales, sin dar cuenta del motivo de su muerte . Por su parte, el gobernador, Alejandro Tello Cristerna, y distintas instituciones han lamentado públicamente la pérdida del pintor
Carrasco fue un artista que encontró en el estado minero un espacio con mucho potencial para desenvolverse, un hogar que lo acogió para darle cuerda a su consciente obra artística, siempre enfocada a tópicos humanos.
Donde se dibujan los pensamientos
Emilio veía en la pintura una oportunidad para que los individuos puedan explorar más allá de sí mismos y de su entorno, un espacio que brinda libertad, que incita al pensamiento y proporciona una visión crítica del entorno, motivaciones para cambios positivos.
Nació en la Ciudad de México en 1954. En su juventud se formó académicamente en el Palacio Nacional de Artes Plásticas, siendo alumno del destacado Gilberto Aceves Navarro. Más tarde tuvo la oportunidad de estudiar en la escuela de Bellas Artes de San Fernando de la Universidad Complutense de Madrid.
Llegó a Zacatecas tras una invitación de la máxima casa de estudios (UAZ) para dar un curso de pintura, mientras él trabajaba en el INBA en el área de Coordinación Nacional de Estudios Culturales. Tras varias visitas la institución lo invitó a quedarse y aceptó. Según mencionó Carrasco en una entrevista para Líder Empresarial, encontró en Zacatecas un «aire provincial cálido» que lo acogió con simpatía y le brindó tranquilidad.
En vida, Emilio Carrasco veló por la reivindicación del arte y la cultura, además del crecimiento intelectual. Soñaba con una sociedad más justa, menos unilateral y más centrada en la unidad a partir de la diversidad. Sin duda, un gran pérdida artística para el país.
“El lenguaje de la pintura no está sólo en lo que se ve sino en cómo se hace y en cómo se transforman las cosas: ahí radica el espíritu del arte. Es un arma de ofensiva y defensiva contra el enemigo que a veces suele ser uno mismo con sus propios límites”, comentó para nosotros.