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Monseñor Juan Espinoza Jiménez: Padre, hermano y amigo de los hidrocálidos

Para el monseñor Juan Espinoza Jiménez, nuevo obispo de Aguascalientes, los momentos más significativos de su vida se centran en la fe católica. Entrar al seminario fue una decisión clave, ya que desde pequeño anhelaba experimentar la vida sacerdotal. Tras consolidar su vocación por formarse como sacerdote en los Ejercicios Espirituales Ignacianos, no ha cambiado de dirección desde entonces.

Con especialidad en Ciencias de la Educación y Pedagogía Institucional por la Universidad Pontificia Salesiana, se ha desempeñado como director espiritual y vicerrector en el seminario menor.  

Al presentar su servicio en la Congregación para los Obispos en Roma —dentro de la organización de la iglesia universal—, experimentó oportunidades únicas que impulsaron su formación. Entre ellas, destacan las celebraciones con diversos Papas, en las que aprendió de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco (cuando aún era cardenal).

Ya nombrado Obispo Auxiliar de Morelia (servicio que nunca imaginó desempeñar), laboró como secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano durante cuatro años. A su vez, tuvo una participación fundamental en Bogotá, Colombia, donde entabló lazos con obispos de Latinoamérica, Estados Unidos y la Santa Sede.

El perfil idóneo para la diócesis de Aguascalientes

Con más de un año con sede vacante en nuestra entidad y luego de una ardua búsqueda por parte del Vaticano del perfil idóneo para conducir la diócesis, el Papa Francisco nombró a Mons. Juan Espinoza Jiménez como el VIII Obispo de Aguascalientes.

Desde el día que el nuncio me comunicó la noticia, me dio mucho gusto, pero también algo de temor ante las responsabilidades que Dios confía en mi persona”, compartió el monseñor. 

Añadió que, a medida que ha pasado el tiempo, ha tomado conciencia de la significación y compromisos que implica la Diócesis de Aguascalientes: una comunidad eclesial bien estructurada, rica en recursos humanos y con una gran tradición de fe.

Padre hermano y amigo de los aguascalentenses

Ante las expectativas que existen en diferentes sectores, el obispo planea familiarizarse con Aguascalientes a profundidad —además de conocer las aspiraciones de los sacerdotes, religiosos e hidrocálidos en general—. 

Escuchar a todos con un corazón grande de pastor, no imponer. Caminar juntos hacía una meta, sin interrumpir su ritmo: la construcción del reino de Dios, hacer de la Iglesia Diocesana de Aguascalientes un signo y sacramento de salvación […] Que toda la gente vea a la iglesia como protección y cobijo”, explicó el obispo.

Definiéndose a sí mismo como padre, hermano y amigo, estos son también los principales retos que se plantea y espera cumplir de la mano de Dios. 

Mons. Juan Espinoza realizó un llamado especial a todos los empresarios de Aguascalientes para seguir impulsando sus empresas y proveer a sus trabajadores de todo lo necesario: salud, seguridad, salario, trato y pensión. Aunado a ello, extendió una invitación a vivir en comunidad y comunión; es decir, vivir el evangelio en las empresas.

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