“[Los ingenieros] somos los que construimos y diseñamos el mundo que no se ha visto. Somos las y los profesionales que hacemos el patrimonio tangible de todas las naciones. Somos los que hacemos los activos duraderos en sus distintas especialidades”, así lo afirma la doctora Mónica Barrera, actual y primera presidenta de la Academia de Ingeniería de México.
Su liderazgo en la academia no sólo refleja su compromiso con la innovación técnica, sino también su dedicación en promover la diversidad y la inclusión dentro de un campo que históricamente ha sido predominantemente masculino.
Desde sus primeros pasos en la carrera de ingeniería electrónica y de comunicaciones en la década de los setenta, la doctora Barrera ha sido una pionera. Ella recuerda que en aquellos años las mujeres en ingeniería representaban menos del 9%.
Desafíos de la ingeniería femenina
Mónica afirma que estudiar y ejercer la ingeniería representó un reto a vencer por los roles de género tradicionales, tanto con sus compañeros de clase como en su entorno familiar. Sin embargo, tiene claro que el enfoque en la innovación y el trabajo en equipo —sin competir por género— son clave para superar obstáculos y avanzar en la ingeniería.
Afirma que el futuro de la ingeniería en México depende de nuestra capacidad para trabajar de manera inclusiva, de aprovechar la diversidad de perspectivas que hombres y mujeres pueden ofrecer. Por ello, su visión para la Academia de Ingeniería México y para el campo en general es de un ambiente donde la igualdad de género sea una realidad, y donde los desafíos del futuro puedan ser abordados eficazmente a través de la colaboración.
“La ciencia, la tecnología, las matemáticas, la ingeniería, la ciencia no tiene género[…] Tenemos a la puerta la quinta revolución industrial: o trabajamos juntos hombres y mujeres, o verdaderamente esto no saldrá adelante de manera adecuada”, sentencia la doctora.
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