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México, obligado a salir de su zona de confort

Por María José Valdez Martínez, Cofundadora 02X y Venture Studio México

El COVID-19 ha obligado a México a implementar forzosamente medidas a las cuales se resistía y se mantenía escéptico al respecto: estoy hablando del home office o trabajo vía remota; ampliar la gama de productos; crear diferentes canales de distribución por medio de vías virtuales; captar nuevos clientes internacionales, entre otras.

Las únicas empresas que implementaban el home office o trabajo vía remota eran globales o internacionales acostumbradas a hacerlo conociendo sus beneficios y mecanismos.

Según Milenio, en uno de sus artículos más recientes, únicamente 2 de cada 10 empresas en México estaban listas para implementar la práctica de trabajo remoto, incluso cuando la Secretaría del Trabajo confirmó en sus estudios que 70% de las actividades laborales en el país ya podían entrar en esta modalidad.

Si tratamos de ver un área de oportunidad ante esta pandemia, podemos darnos cuenta de que nos adelantaron bastantes años para modernizarnos en las formas de trabajo al brindar mayores oportunidades a los trabajadores del país; aunque lamentablemente se tuvo que hacer sin estrategias previas ni lineamientos.

Tanta era la resistencia a estos cambios que, incluso, ante esta contingencia muchas empresas estiraban la liga lo mayor posible para no tener que caer en este esquema en el que el personal “no trabaja”. En nuestro país es y siempre ha sido un problema para el mexicano tener balance en su vida ya que muchos son workaholics, sin que necesariamente eso signifique ser más productivos.

Un estudio de Psicología Organizacional reveló que 8.5 de cada 10 empresas en el país son empresas donde mantienen este paradigma erróneo en el que los adictos al trabajo (workaholics) son los mejores trabajadores, mismos que están conectados 24/7 al trabajo y nunca salen a la hora que se supone acaban labores.

Esta oportunidad obligada, que ha traído la contingencia sanitaria, evidenció a los empleados que verdaderamente dan resultados sin importar horas invertidas, además de su sentido de compromiso y responsabilidad; lo cual no descarta que algunas personas laboran mejor en un lugar específico de trabajo que en su hogar, independientemente de lo antes mencionado.

Y no sólo podemos ver la parte de trabajo remoto, sino también la diversificación de productos de las empresas que se basan más en las plataformas virtuales con las que se cuenta en la actualidad.

Millones de empresas cíclicas que siempre han trabajado de la misma forma se han visto obligadas a innovar dentro de su industria para poder sobrevivir y con ello descubrir nuevas oportunidades que no sabían que tenían o a las que no podían acceder; pero sin esta catástrofe, jamás hubieran tomado la decisión de hacerlo.

Es difícil salir de la rutina, pero ante esta situación, quien no lo hizo no sobrevivirá. Empresas de consultoría mudaron a servicios virtuales por medio de plataformas, incluso han podido llegar a nuevos clientes.

Supermercados migraron a entregas a domicilio, una actividad que se seguirá haciendo después de esta situación, ya que el cliente ahorra tiempo, aunque también puede hacerlo de manera física, ya sea por satisfacción y porque tiene tiempo.

Hay un sinfín de restaurantes que se abrieron a entregas a domicilio y, mejor aún, entregar kits para que el cliente lo cocine. Cada empresa se dio a la grandiosa tarea de analizar cómo se puede adaptar a una situación como la que se está viviendo.

Todas las empresas deben tomar como aprendizaje esta actividad y ponerla en práctica habitualmente, sin esperar un acto histórico que las obligue a hacerlo, el cual, esperemos, no tenga que ocurrir nuevamente.

Para ello, es necesario cuestionarse: ¿Cómo puedo aprovechar los medios más novedosos para mejorar mi forma de trabajo -y no sólo para beneficio propio sino de mi personal también en su forma de trabajo-? ¿Cómo puedo mejorar mi servicio al cliente con mi propio producto? ¿Qué otras vías existen? ¿Cómo puedo prepararme mejor para cualquier crisis?

Podemos considerar otra cosa buena dentro de lo no tan bueno: tomar buenas prácticas de potencias mundiales -al no ser nosotros una-, a pesar de que creamos que “México no está listo” o cualquier otro tabú que tengamos o se haya creado sobre prácticas exitosas como el home office que ya nos lo demostró.

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