Por: Federico Quinzaños, fundador de The Grand North America
El mundo actual se asemeja a un jarrón fracturado, una pieza de porcelana con grietas profundas tras décadas de tensión geopolítica, polarización y conflictos. Desde la guerra en Ucrania hasta la competencia feroz entre Estados Unidos y China, pasando por la inestabilidad en Medio Oriente, el abandono de África, la inseguridad en América Latina y los desafíos económicos de Europa, la estructura global muestra signos de ruptura.
Sin embargo, al igual que en la técnica japonesa del Kintsugi, donde las grietas de un objeto roto se reparan con oro para crear una pieza más fuerte y valiosa, el mundo necesita un conector, un país que actúe como ese oro que una las piezas del orden internacional. México, con su histórica habilidad diplomática y su posición estratégica, tiene la oportunidad única de ser ese elemento de cohesión global.
México: La Suiza de América Latina
México ha construido, a lo largo de las décadas, una diplomacia discreta pero efectiva. A diferencia de muchas potencias regionales, México ha mantenido buenas relaciones con prácticamente todos los bloques geopolíticos: Norteamérica (a través del T-MEC con EE. UU. y Canadá), los BRICS, la Unión Europea, América Latina y los países de Medio Oriente. Esta capacidad para tender puentes entre naciones posiciona a México como un actor clave para facilitar diálogos internacionales y promover la estabilidad global.
El analista geopolítico George Friedman, en su libro Los próximos 100 años, sugiere que México jugará un papel fundamental en la geopolítica del siglo XXI. Este rol no solo se debe a su ubicación estratégica o potencial económico, sino también a su capacidad de mediación en un mundo polarizado.
Un Mundo Fragmentado: México y su Potencial de Liderazgo
La tensión entre Estados Unidos y China, exacerbada por la guerra tecnológica y comercial, ha generado un vacío de liderazgo global en áreas clave como la regulación tecnológica, la sostenibilidad ambiental y la política migratoria.
Europa, golpeada por la crisis en Ucrania y la incertidumbre económica, lucha por mantener su estabilidad interna. Rusia, bajo sanciones internacionales, busca alianzas alternativas. En este panorama, las grandes instituciones globales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial, que alguna vez fueron pilares del orden mundial, parecen desgastadas, burocráticas y en ocasiones irrelevantes.
El mundo necesita nuevas instituciones capaces de enfrentar los desafíos actuales con una perspectiva moderna, ágil y efectiva.
México como Fundador de Nuevas Instituciones Globales
México, con su historial diplomático y estructura económica sólida, tiene la oportunidad de liderar la creación de nuevas instituciones globales. Algunas propuestas podrían ser:
- Instituto Global para la Regulación de Tecnología y Datos (GITDR): Una entidad para establecer reglas claras sobre inteligencia artificial, protección de datos y el uso ético de la tecnología.
- Organización Internacional para la Migración Justa y Sustentable (IOFM): México, como país de origen, tránsito y destino de migrantes, podría encabezar un nuevo pacto migratorio global.
- Centro para la Innovación y Sostenibilidad Global (CGIS): Un espacio dedicado a soluciones sostenibles en energía renovable, agua limpia y agricultura sostenible.
México y su Diplomacia Humanista
Bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, México tiene una oportunidad clave para posicionarse como un promotor del humanismo en la política exterior, priorizando el diálogo, la paz y la cooperación internacional.
México no debe competir con las grandes potencias, sino actuar como un punto de equilibrio global, ofreciendo una perspectiva fresca y promoviendo un enfoque más saludable en las relaciones internacionales.
México Debe Responder al Llamado Global
El mundo necesita un nuevo orden, donde las grietas del pasado no se oculten, sino que se reparen con visión y sabiduría. México puede convertirse en el oro del Kintsugi global, no como una potencia hegemónica, sino como un conector de culturas, economías e ideas.
Es momento de que México pase de ser un espectador global a un actor clave en la geopolítica, con una visión centrada en la diplomacia, la estabilidad y la cooperación internacional. Esta posición no solo fortalecerá la economía nacional, sino también su solidez política, académica, social y empresarial.