La publicidad tradicional está en decadencia. Cada vez cuesta más poder impresionar a un consumidor que “ha visto todo” y que es bombardeado por un sinfín de estímulos sensoriales.
Los momentos para conectar emocionalmente con el objetivo tienen un ciclo de vida cada vez más corto, lo cual obliga a los departamentos de mercadotecnia a actuar con celeridad antes de que se cierre la oportunidad de llegar al consumidor, antes de que un nuevo tema aparezca.
Un ejemplo de esto es la rápida reacción que tuvo Tecate ante la euforia despertada por el triunfo de la escuadra coreana en el Mundial de Fútbol, la cual ayudó a México a pasar a octavos de final. Esta coreanofilia, tan efímera e intensa, dejó escenas memorables en redes sociales y otros medios de comunicación; entre ellas destacan las imágenes de un tráiler cargado de cervezas que fueron repartidas entre los trabajadores coreanos de la empresa Kia en Nuevo León, hecho que despertó más sonrisas y likes que el mejor de los anuncios.
Eso es publicidad oportuna, mercadotecnia activa.