No tiene el renombre de otras estrellas contemporáneas como Tom Brady, Aaron Rodgers o Ben Roethlisberger, pero Matthew Stafford ha demostrado merecer que se hable de él con el respeto como quien habla de una estrella de la NFL.
Nacido el 7 de febrero de 1988 en Tampa, Florida, Stafford fue la primera selección global del draft 2009 tras jugar colegialmente en la Universidad de Georgia al ser elegido por los Detroit Lions, una franquicia históricamente perdedora pese a contar con jugadores referencia como Barry Sanders..
Pese a jugar para una organización disfuncional, Matthew coincidió con Calvin Johnson, uno de los mejores receptores de toda la historia de la NFL. La escuadra también gozaba de la presencia de Ndamukong Suh, un liniero defensivo capaz de dinamitar cualquier línea ofensiva rival.
No obstante, eso nunca fue suficiente para que Matthew trascendiera con los Leones de Detroit, al cosechar una marca de 0-3 en postemporada en los doce años que duró en la franquicia. Ese récord perdedor alentó a que Stafford recibiera innumerables críticas que lo describían como un jugador ‘pecho frío’ que decrece en las instancias grandes, pese a que en numerosas ocasiones reflejó una dureza mental y física dignas de alabar.
En abril de 2019, la familia de Stafford recibió una de las peores noticias de su vida: Kelly, su esposa y madre de sus cuatro hijos, fue diagnosticada con un tumor cerebral.
“Recuerdo que perdí la cabeza [en el momento del diagnóstico]. Pensé en nuestras niñas y la incertidumbre que se venía. Pero también recuerdo mirar alrededor de la sala de espera del consultorio, viendo a todas esas personas esperando un diagnóstico. Recuerdo haber visto a una chica con una cicatriz en la parte trasera de su cabeza que todavía estaba fresca, Y me dije a mí misma que las personas atraviesan por estas situaciones diariamente, no solo yo. Fue un momento muy duro en mi vida pero conforme miré a las demás personas, agarré fuerza de todas las personas que estaban ahí”, llegó a compartir Kelly Stafford.
Los doctores realizaron una cirugía delicada que se extendió por doce horas para remover el tumor de su cerebro. Afortunadamente, Kelly lleva dos años libre de cáncer. Tras superar este obstáculo, la familia Stafford se mudó a Los Angeles en 2021: los Rams acordaron un intercambio con los Leones de Detroit para hacerse de los servicios de su líder histórico en pases de anotación, considerando que era la pieza faltante para asaltar el Super Bowl.
Considerado el movimiento más importante de la agencia libre el año pasado, el pensamiento unánime señaló que era un ‘ahora o nunca’ para Stafford y dejar un legado imperecedero en la NFL: a sus 33 años, por fin llegó una franquicia contendiente junto a un entrenador que ha revolucionado la liga, los Rams le ofrecieron un entorno del cual nunca gozó en Detroit. Sin embargo, por eso mismo la presión era máxima: o llevaba a la gloria al equipo angelino o nuevamente sería tildado como un jugador incapaz de liderar a una franquicia a la cúspide.
Aún con errores (no es un quarterback perfecto), Stafford ha encaminado a Los Angeles Rams al Super Bowl LVI que se jugará en su casa, en el SoFi Stadium, tras vencer en postemporada a los Arizona Cardinals, a los todavía campeones Tampa Bay Buccaneers encabezados por Tom Brady, y a los San Francisco 49ers en la final de conferencia después de remontar un déficit de 10 puntos en el último cuarto.
Matthew Stafford tiene una cita con la historia hoy y todos los seguidores de la NFL somos afortunados de presenciarlo.