María Paredes Albor es una de las pocas deportistas de Aguascalientes que ha pasado por los Juegos de Río 2016. Obtuvo un nada desdeñable quinto lugar en la modalidad por equipos de tenis de mesa, disciplina que practica desde hace más de 18 años, y lo consiguió en una silla de ruedas.
Efectivamente, ella es una atleta paralímpica; pero su discapacidad está muy lejos de definirla. Lo demuestra desde el momento en que llega al lugar donde se cita con Líder Empresarial para ser entrevistada, a pesar de su apretada agenda. Su actitud es de seguridad y autonomía: “Tener una discapacidad no significa una limitante para desenvolverse en lo social”, sostiene.
“Mi carrera se da tras conocer a Cristina Hoffman, quien se vuelve mi máxima inspiración».
Mari, como le dicen sus amigos, tiene una hija de 3 años. Su instinto maternal se distingue durante la charla. Su voz denota experiencia, humildad y ternura, lo cual hace parecer que la conversación entablada es entre madre e hijos. Ella dice ser muy amiguera y, por lo visto, quienes la estaban entrevistando se volvieron sus amigos.
“Mi carrera se da tras conocer a Cristina Hoffman, quien se vuelve mi máxima inspiración. Con ella conocí el deporte paralímpico y de su mano me pregunté: Si ella puede, ¿por qué yo no?”, platica Paredes Albor, quien observando la habilidad de una de las deportistas paralímpicas mexicanas más sobresalientes en el tenis de mesa, decidió practicar esta disciplina por la entrega y lucha que la tenismesista mostraba al jugar cada pelota.
El momento más duro
Al preguntarle por su medalla más preciada, María refirió inmediatamente la de los Juegos Parapanamericanos Río 2007: “Unos meses antes del certamen estaba embarazada y el bebé murió… A pesar de esto, decidí sobreponerme y dedicarle a mi bebé una medalla. Fue difícil, pues era una competencia contra el público, mis contrincantes y contra mí misma”.
Señala que gran parte de la fuerza que ha obtenido y aprovechado en sus competencias, se relaciona con su pasión por los libros. En el caso de Río 2007, recuerda una frase de El Alquimista que, apunta, le ayudó a ganar su medalla y el pase a los Juegos Paralímpicos de Beijing. La frase es: “Cumplir su Leyenda Personal es la única obligación de los hombres. Todo es una sola cosa. Y cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo».
María comenta que entre los valores que el deporte le ha dejado, la seguridad es uno de los más importantes, pues le ha servido “para poder enfrentar a una sociedad dura con las personas discapacitadas, pero que parece mejorar poco a poco”. La deportista que se ha mostrado a la altura de atletas de talla mundial concluye su carrera iniciando una nueva, la cual define como la más trascendente: ser madre.