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Marcela Martínez Roaro

Una mujer fuera de serie, sin pelos en la lengua. Es licenciada en Derecho por la UNAM y tiene una especialidad en Docencia por el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE). Está acreditada como educadora y consejera en sexualidad por la Asociación Mexicana de Educación Sexual y el Consejo de Calificación Profesional.

Actualmente, preside la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (FEMESS) y el Centro de Capacitación para el Desarrollo Comunitario (CECADEC), también es coordinadora académica del Instituto Superior de Educación Sexual (ISES).

Esposa, madre y abuela amada que a sus 72 años sigue siendo joven y con metas por cumplir.

Líder Empresarial (LE): Eres un referente como investigadora, promotora, activista de los derechos sexuales y reproductivos, ¿a qué tipo de estigmas te has enfrentado?

Marcela Martínez Roaro (MMR): Hablar de derechos sexuales y reproductivos toca cuestiones muy álgidas, quienes trabajamos en esto nos hemos confrontado con grupos muy conservadores que, a veces, son personas de mucho poder económico que hacen alianza con la gran fuerza del clero católico conservador.

¿Yo qué puedo hacer contra esos grandes obstáculos? Afortunadamente parece que este papa es más abierto; pero no todos han sido igual, entonces ni me enfrento con esos poderes.

LE: ¿Has sentido que esto te ha frenado?

MMR: A mí no, pero sí impide el avance en el reconocimiento de la diversidad sexual; en ir contra la violencia hacia las mujeres; en el derecho a la disposición del cuerpo de las mujeres.

Son temas fuertes, los cuales arrastramos desde hace siglos; pero son parte de la lucha de quienes como yo están exigiendo que las mujeres sean respetadas y se les abran todas las oportunidades; que los hombres se incorporen a las obligaciones tradicionalmente encargadas a las mujeres; que se respete la manera del ejercicio erótico de los seres humanos mientras sea responsable y respetuoso.

LE: En tu carrera, ¿cuál ha sido tu mayor satisfacción?

MMR: Encontrar a una mujer que te diga: usted cambió mi vida, fui a un taller y me di cuenta de que podía tener una mejor forma de vivir. Saber que he incidido y cambiado para bien la vida de una mujer y su familia.

LE: Para ti, ¿qué es la sexualidad y cómo se la has enseñado a tu familia?

MMR: La sexualidad es parte inherente del ser humano, somos sexuados desde las células. La parte psicosocial de la sexualidad es lo más complicado.

Tuve la suerte de crecer en una familia liberal, sin grandes tabúes; después como estudiante me encontré con la sexología, todo eso me fue educando, aunque no terminas de educarte, yo a mis 72 años sigo educándome en mi sexualidad; pero cuando formé mi familia ya tenía suficientes elementos para educar a mis hijos e hija.

Ahora sigo educando a mis nietas y nietos. Ayer, por ejemplo, estuve platicando de sexualidad con un nieto de 15 años, le mostré un condón…

[Pero] No es nada más enseñar cómo se pone un condón, sino cómo lo vas a usar, en qué momento, qué implica usarlo. En el momento en que lo utilizas debes hacerlo con gran respeto, hacia ti mismo y la persona con quien lo vayas a usar; debe haber voluntad, sino el gran amor, por lo menos aprecio. Una relación sexual es un acto hermoso, pero puede tener consecuencias.

LE: Tú que estás en contacto con las nuevas generaciones, ¿cómo ves a los jóvenes vivir su sexualidad?

MMR: Me preocupan mucho. Les das una serie de herramientas y les enseñas cómo manejarlas; pero no les enseñas cuándo, por qué y para qué. Esto no es responsabilidad de ellas y ellos, es de las personas adultas. Papá y mamá no saben porque nadie les enseñó, educan a partir de la prohibición, pero no dan explicaciones.

Tenemos mucha información, pero la información no es educación… En las organizaciones donde trabajo, promovemos la educación sexual científica, integral y laica.

LE: ¿Cuáles son tus pasatiempos favoritos?

MMR: Me encantan las flores, podría pasar horas en mi jardín.

Desde luego mi familia, es lo primero en mi vida. Mi marido a quien amo y adoro locamente, vamos a cumplir 50 años de casados. Mis hijos, mis nietos. Ver a toda mi familia disfrutando me da un placer infinito.

Me encantan las labores que aprendí con mi madre: bordar, coser, me puede dar la madrugada tejiendo.

Mi trabajo, porque a veces lo hago gratis. Si me pagan, mucho mejor; pero si no, igual lo hago porque la necesidad está.

Me encanta leer historia, sobre todo de México, y saber cómo se dieron las construcciones sociales para llegar a ser lo que somos.

LE: Si tuvieras una máquina del tiempo, ¿a qué época viajarías y por qué?

MMR: La reforma, una época de la historia de México poco reconocida. Admiro a Benito Juárez y a todo su gabinete. Creo que es el mejor gabinete de este país, ellos nos dieron toda una estructura de gobierno, una constitución que por primera vez reconoció derechos e hizo esa separación sana de iglesia-estado.

LE: ¿Qué viene para ti ahora que estás a punto de dejar la FEMESS?

MMR: Quiero seguir haciendo muchas cosas. Pero no puedes hacer nada si no te rodeas de gente valiosa y yo tengo amigas valiosísimas; tenemos como sueño hacer el primer doctorado en Sexología en este país, en la UAA. Hacer de Aguascalientes el semillero de auténticos sexólogos.

Este año hicimos las primeras jornadas de salud sexual y tenemos planeadas las segundas para septiembre del siguiente año. Yo estoy planeando unas jornadas de derechos sexuales y reproductivos, luego otras de educación sexual y género.
Hay mucho que hacer, no te puedes parar. Mientras tenga vida, voy seguir trabajando por la sexología, los derechos sexuales y reproductivos, y ahora por Aguascalientes.

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