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Aguascalientes aloja los juguetes más tradicionales de México

María Guadalupe Rodríguez Herrera es una mujer con alma de niña. Es una mexicana orgullosa de sus raíces y una emprendedora con ideas que resuenan en maderos, plásticos y otros materiales con los que están hechos los objetos del Museo del Juguete Tradicional Mexicano, recinto que ella fundó, y donde se exhiben más de 3 mil 500 piezas que describen una parte importante de la historia de nuestro país -o por lo menos de la infancia de Lupita-.

Este cálido lugar vio la vida luego de la constante preocupación de Lupita por el desuso de los juguetes tradicionales, aunado a su gusto particular por el arte y la cultura popular mexicana. A partir de ahí comenzó a hacer su colección e investigación sobre las piezas.

Hizo curaduría con la idea de abrir posteriormente un museo. Desde entonces y hace más de 20 años, Lupita ha estado trabajando de forma ininterrumpida con el proyecto preservando este tipo de registro cultural de nuestro país.

A la hidrocálida le gusta viajar, conocer nuevos territorios y expandir su mente a través de las ideas de otros. Esto le ha permitido recopilar no sólo experiencias sino también arte popular.

Fue así como encontró un parteaguas que le cultivó la duda de cómo dar a conocer esta gran riqueza, porque además de investigar se dio cuenta de que lejos de satisfacer el interés de los niños, los juguetes reflejan nuestras raíces, identidad, costumbres, tradiciones y festividades importantes.

La también licenciada en Sociología menciona sentirse satisfecha y totalmente plena por estar en su trabajo ideal: “finalmente el museo se relaciona mucho con mi carrera, además disfruto de la historia, y me apasiona el país. Admiro la fortaleza interior que tiene cada artesano”.

Entre sus planes futuros espera seguir desarrollando sus conocimientos y extender su capacitación sobre el arte popular, así como encontrar un lugar estable para el museo, pues, aunque cuenta con un recinto en el centro de la ciudad, éste no es de su propiedad. Por lo tanto, podrá dedicarse totalmente a difundir su espacio y las obras tan diversas que exhibe.

Y así como variado es su museo, así es ella. Su niña interior está contenta, Lupita es feliz de observar su pasado y reconocer en él la motivación necesaria para ser lo que es ahora. Emprendedora, socióloga, la fortaleza de sus recuerdos dio frutos, y ahora siendo adulta puede presumir de haberle cumplido a su niñez la promesa de tener un museo con estas peculiares características. 

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