Originario de Purísima del Rincón, Guanajuato, Luis Fernando Mayagoitia ha forjado su carrera dentro del mundo de la actuación. Su determinación y talento lo han convertido en un actor de renombre; además ha obtenido amplia experiencia como director y guionista cinematográfico.
Luis Fernando no siguió la ruta típica de los actores que sueñan con las luces de Hollywood desde temprana edad; su sueño era ser biólogo, ya que es un apasionado por la naturaleza en todos los aspectos. Sin embargo, su destino tomó un giro inesperado y se matriculó en la carrera de Ciencias de la Comunicación, donde descubrió su pasión por la actuación, al involucrarse en la creación de cortometrajes.
Cuenta que su infancia desempeñó un papel crucial en su desarrollo como individuo y como actor, ya que el contacto con la naturaleza le ha brindado una perspectiva única sobre la vida y la actuación.
«Si naces en un lugar como el que me tocó a mí al crecer, como Purísima, en el que todavía de niño podía ir al campo, jugar con las presas, con los árboles, tener esa libertad, creces con un sentido, un criterio mucho más amplio de lo que es la vida», expresó.
Superarse, un reto constante
Su carrera actoral no ha sido fácil. Comenta que uno de sus principales retos ha sido el tener que superarse cada vez para avanzar en su carrera. No obstante, ha logrado recorrer estos nueve años de trayectoria con esfuerzo, paciencia y sin comprometer sus principios.
Además de su exitosa carrera en la actuación, Mayagoitia también ha incursionado en la escritura, con su primer libro y su presentación en una destacada obra de teatro el año pasado, Cuando la lluvia deje de caer, dirigida por Enrique Singer. Estos proyectos han representado retos emocionantes para él y le han permitido explorar nuevas facetas de su creatividad.
«Uno como actor también, como en todos los trabajos, empieza a agarrar mañas, que es más técnica. Dejas de profundizar para irte a lo fácil, pero pienso que ahí se empieza a perder la magia de la actuación y eso se siente, se ve», reflexionó.
En ese sentido, apunta que su estilo de vida —que incluye viajar en la naturaleza y conocer personas de diferentes lugares— amplía su abanico empático y perceptivo, lo que enriquece su actuación.
También sustenta que, si bien no hay una clave específica para asegurar la conexión con el público, es importante hablar con honestidad desde la actuación. Por ello, advierte a quienes aspiran a una carrera en el arte que deben poseer un sentido más profundo que vaya más allá de querer obtener fama.