El mundo despidió al pontífice argentino en una ceremonia fúnebre sin precedentes. La Plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliación se vieron colmadas por unas 400 mil personas llegadas de los cinco continentes, reflejo del cariño universal por un Papa que eligió caminar con los más desfavorecidos, los migrantes y las víctimas de la guerra.
A diferencia de sus predecesores, Francisco pidió un funeral austero y pastoral, más cercano al pueblo que al poder. Sus restos descansan ahora en la Basílica de Santa María la Mayor, convirtiéndose en el primer papa enterrado fuera del Vaticano desde León XIII en 1903.
El mensaje de un pontífice comprometido
La homilía del cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, capturó el espíritu del pontificado de Francisco. El purpurado, de 91 años, evocó la lucha del Papa contra la guerra, la injusticia y la indiferencia global.
Entre los momentos destacados, Re recordó su viaje a Lampedusa en 2013, símbolo de su cercanía con los migrantes, y su misa en la frontera de México y EE.UU., donde Francisco proclamó su famoso llamado a “construir puentes y no muros”. El cardenal subrayó que Francisco fue un Papa “con el corazón abierto hacia todos”, que jamás calló ante la violencia, ni siquiera en su última aparición pública, cuando denunció los conflictos en Gaza y Ucrania.
La ceremonia comenzó a las 10:00 hora local, y fue seguida por un silencio sobrecogedor solo interrumpido por los aplausos espontáneos de los fieles y el repique de las campanas. Tras la comunión y la bendición, el féretro se llevó en procesión de 6 kilómetros hasta su lugar de descanso.
En la explanada exterior de la basílica vaticana había delegaciones de 146 países, con 10 monarcas, 50 jefes de Estado y de Gobierno.
¿Por qué fue enterrado fuera del Vaticano?
El Papa Francisco, devoto de la Virgen María y jesuita, expresó en su testamento el deseo de ser enterrado en Santa María la Mayor, un santuario al que acudía al iniciar y finalizar cada viaje apostólico. “Deseo que mi último viaje terrenal termine precisamente en este antiguo santuario mariano”, escribió en 2022.
El lugar elegido se encuentra cerca de la imagen bizantina de la Salus Populi Romani, un icono mariano central en su vida espiritual. Su tumba está ubicada entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, junto a la estatua de María Reina de la Paz, con quien el Papa confesó que acudió en busca de consuelo más de cien veces.
El Papa del pueblo, despedido por los marginados
Uno de los momentos más simbólicos fue la llegada del féretro a Santa María la Mayor. Allí lo esperaban personas trans, migrantes, sin techo y expresidiarios. Aquellos a quienes Francisco defendió incansablemente durante su pontificado lo acompañaron hasta su sepultura.
Mientras las campanas repicaban y el papamóvil avanzaba, el trayecto desde el Vaticano se transformó en una procesión popular, donde voluntarios ofrecían agua, ayuda médica e indicaciones a los peregrinos.
Una sepultura tan humilde como su vida
La tumba del Papa Francisco está hecha de piedra de Liguria, una elección simbólica que remite a la región de sus abuelos. No tiene adornos ni símbolos de poder, solo la inscripción en latín: Franciscus. Fue colocada en la tierra, en un espacio apartado de la vista pública, tal como lo pidió.
Un legado grabado en la historia
Francisco transformó el papado al acercarlo a las periferias existenciales del mundo. Fue un líder espiritual que denunció la guerra, defendió la justicia social y abogó por los migrantes. Ahora, su legado continúa en cada rincón donde sus palabras sembraron esperanza.