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Cáncer de mama: los avances de la lucha rosa

El 19 de octubre fue instituido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, sin embargo, y dadas las dimensiones alcanzadas por la enfermedad, se consideró que todo el mes de octubre estuviera dedicado a la sensibilización ante este cáncer que aqueja principalmente a las mujeres.

Datos del Global Cancer Observatory (GLOBOCAN) señalan que en 2018, a nivel mundial, se registraron 18´078,957 nuevos casos de cáncer tanto en hombres como en mujeres, de todas las edades, de los cuales 2´088,849 (11.6%), fueron cáncer de mama. El GLOBOCAN estima que en México, en ese mismo año, se registraron 27,283 nuevos casos de cáncer de mama, lo que equivale 14.3% del total de nuevos casos.   

Adicionalmente, datos recopilados por el Inegi indican que de las 6,889 defunciones registradas por cáncer de mama en 2017, sólo 35 correspondieron a hombres, por lo que la inmensa mayoría de los fallecimientos, 6,854 casos, fueron de mujeres.

También, señaló que en el caso de las mujeres son tres los grupos de edad que concentran el mayor número de muertes: 65 y más años, 2,410 casos (35.2%); 55 a 64 años, 1,753 (25.6%); y 45 a 54 años, 1,638 (23.9%). 

La tecnología al servicio de la detección oportuna 

El doctor Froylán López López, miembro activo de la Sociedad Mexicana de Oncología, consideró que las campañas contra el cáncer de mama sí han dado resultados, pues han permitido detectar la enfermedad en etapas más tempranas, de manera que puede evitarse que las pacientes sean sometidas a un tratamiento de quimioterapia, una mastectomía, o incluso que haya la necesidad de extirpar los ganglios de la axila.

“Anteriormente, a las pacientes les quitaban todo el seno (70 u 80% y ahora es al revés: al 70 u 80% se les puede salvar) y todos los ganglios que podían llevar el cáncer hacia la axila, 20 o 30 ganglios; al quitar éstos, se les hinchaba el brazo. A esto se le conoce como linfedema, y éste disminuye mucho la calidad de vida, pues les produce dolor, ardor y cambios en la piel que les impiden utilizar el brazo para realizar varias actividades”, expuso.

Gracias a un estudio llamado ganglio centinela es posible saber si el cáncer afectará a un ganglio y cuál sería, de modo que no tendrían que quitarlos todos e, incluso, si no hay alguno afectado, entonces no se removería.

Otro avance es la cirugía oncoplástica, recomendada a las pacientes a las que se les retiró un segmento del seno afectado y que por lo mismo éste quedó asimétrico en comparación con el otro: “Es un procedimiento para quitar un segmento aparecido en el seno sano, pero además se hace un pequeño levantamiento; ambos senos quedan simétricos, con lo que favorecemos la estética, y la mujer se siente emocionalmente mejor”, puntualizó.

El galeno agregó que actualmente hay conocimiento de las características propias del cáncer que tiene una determinada paciente a nivel molecular o genético, lo cual es muy importante porque este padecimiento tiene un cambio o mutación de genes que inciden en un pronóstico favorable o desfavorable: “Ya existen estudios que se pueden elaborar del mismo tejido tumoral, y dependiendo de los resultados, se puede determinar si las pacientes entran en el grupo de alto o bajo riesgo: si cae en el grupo de bajo riesgo, la paciente va a ser tratada únicamente con pastillas (hormonoterapia), porque no necesitamos utilizar quimioterapia, y sabemos que le va a ir muy bien porque no la requiere”, apuntó.

En el caso de las pacientes que tienen un cáncer avanzado y que, incluso, presentan afectaciones en algún otro órgano, se pueden utilizar marcadores moleculares que determinan si hay una alta sensibilidad a cierto tipo de medicamentos que no son quimioterapia: “Un medicamento que se utiliza desde hace muchos años se llama Trastuzumab, que ´bloquea´ el cáncer, pero sólo le sirve a tres de cada 10. No provoca náuseas, vómitos, ni caída de cabello”, refirió.

En cuanto a la radioterapia, ya se cuenta con un tratamiento mucho más dirigido y las dosis de radiación son menos agresivas. A juicio del oncólogo, uno de los grandes adelantos se logró con la inmunoterapia, la cual aplica para el tratamiento de diversos tipos de cáncer. Son medicamentos que se administran por la vena, pero son totalmente distintos a la quimioterapia, ya que ésta destruye tanto a las células “malas” como a las “buenas”: “Cuando el cáncer se presenta produce sustancias que hacen que el sistema inmunológico del paciente no detenga ese ataque: le ponen ´candados´. La inmunoterapia quita esos ´candados´ y estimulan el ataque del sistema inmunológico contra el cáncer; esto hace que la respuesta contra el cáncer sea muy natural y evita que se ataque un tejido sano”, explicó.

López López subrayó que las mujeres deben someterse a los estudios que hoy se tienen (mastografía o ultrasonido, principalmente), aun cuando no se palpen nada o no tengan factores de riesgo, pues lo importante es encontrar cualquier anomalía cuando ésta es imperceptible al tacto. Y con mayor razón deben someterse a exámenes si en su familia hay antecedentes de cáncer o cuentan con factores de riesgo. 

¿Autoexploración? Ya no es suficiente…  

Carolina Pozos Varela, médica radióloga y especialista en imagen de la mama, e intervencionista, señaló que la NOM-041-SSA2-2011 recomienda la autoexploración a partir de los 20 años de edad, mientras que a los 25 años sería necesario un examen anual efectuado por personal de salud; la mastografía es recomendada cada dos años para las mujeres de 40 a 69 años.

No obstante, la especialista añadió que para que la mujer se palpe alguna anormalidad, ésta tendría que medir alrededor de 2 cm: “El hecho de que no me sienta nada, no quiere decir que no tenga nada. Y manos expertas podrían detectar algo que mida de 1 a 1.5 cm; la mastografía es muy efectiva, pero en ocasiones también es conveniente realizar un ultrasonido, porque con ambos estudios aumenta la tasa de detección”, y agregó que hay microcalcificaciones que pueden detectarse cuando miden milímetros.

Para casos muy especiales, lo recomendable es la mastografía contrastada o la resonancia magnética: “Tiene que ver mucho con el operador de los equipos: que tus ojos estén entrenados para detectar cualquier cosa sospechosa”, puntualizó. Y con respecto a si la mastografía puede ocasionar cáncer de tiroides, aclaró que no hay evidencia científica que lo sustente, además de referir que este estudio equivale a 3 miligray o 30 minutos de radiación ambiental.

Ahora bien, la especialista consideró que las mujeres a partir de los 40 años deben someterse a una mastografía por año (recomendación que ya se realiza en países desarrollados), ya que el crecimiento desordenado de células puede darse en un lapso de cuatro a seis meses. También sugiere un ultrasonido anual para las mujeres a partir de los 30 años.

“Ya está comprobado que si encuentras una lesión menor de 2 centímetros, le va a ir muy bien a la paciente: el pronóstico es totalmente favorable, sobre todo si no tiene afectados los ganglios de la axila. Cuando viene con esta última afectación, lo más seguro es que hay células tumorales en su sangre que en algún momento van a implantarse en hígado, huesos, cerebro”, comentó.

Las estadísticas dicen que por cada diez mujeres con cáncer de mama, nada más dos tienen un factor atribuible, pero no es una sentencia de muerte si se detecta a tiempo.  

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