Por Alan Márquez, Diputado Federal
La reforma que permite elegir por voto popular a ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial ya es una realidad. La mayoría legislativa impuso su visión, a pesar de múltiples advertencias técnicas y sociales. Hoy, lo que alguna vez fue una estructura con filtros institucionales, ahora depende del juicio directo de la ciudadanía en las urnas.
Sí, el proceso fue accidentado, sin consenso ni escucha amplia. Hubo prisas, discursos más ideológicos que técnicos, y una resistencia activa de quienes defendían la independencia del Poder Judicial. Pero la votación ya se dio, el resultado es definitivo y no hay marcha atrás.
Entonces, toca hacernos una pregunta clave:
¿Qué le toca hacer ahora a la ciudadanía?
Ya no se trata de estar a favor o en contra de la reforma. Se trata de asumir una nueva responsabilidad que durará más que cualquier elección.
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Elegimos jueces. Ahora hay que observarlos, exigirles y acompañarlos: Alan Márquez
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Dar seguimiento a su desempeño
Votar fue solo el principio. Ahora debemos observar cómo actúan los jueces electos:
- ¿Respetan los principios constitucionales?
- ¿Resuelven con autonomía, o se subordinan a intereses?
- ¿Protegen derechos humanos, o ceden ante el poder político?
La ciudadanía debe exigir rendición de cuentas, impulsar observatorios ciudadanos de justicia y aprovechar los canales de participación para denunciar malas prácticas.
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Participar activamente en audiencias públicas
Muchas decisiones judiciales de interés público —como juicios emblemáticos, controversias constitucionales o temas de derechos fundamentales— son públicas. Asistir, informarse, y opinar con fundamento es un acto de ciudadanía activa.
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Apoyar el periodismo judicial y los observatorios independientes
Los medios especializados y organizaciones civiles que vigilan la impartición de justicia necesitan respaldo social. Difundir sus hallazgos, apoyar sus investigaciones y nutrir el debate público es clave para mantener un contrapeso real.
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Promover la cultura de la legalidad en lo cotidiano
- Enseñar a nuestras hijas e hijos el valor de la ley.
- Cumplirla, respetarla, y exigir que se cumpla para todos.
- Denunciar actos de corrupción o parcialidad en juzgados.
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No convertir al juez en candidato eterno
Si quienes integran el Poder Judicial quieren volver a ser electos, es fundamental que no pasen su encargo haciendo campaña. La ciudadanía debe rechazar el uso de su posición para buscar popularidad en redes o propaganda judicial. La justicia debe tener rostro humano, sí; pero no debe convertirse en espectáculo.
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Fomentar la educación cívica y jurídica
Una ciudadanía informada es una ciudadanía libre. Desde universidades, escuelas, medios y organizaciones civiles, debemos reforzar la comprensión pública sobre cómo funciona el sistema judicial, cuáles son sus límites, y cómo exigir su correcto actuar.
¿Qué está en juego?
La esencia del Poder Judicial es actuar con independencia, imparcialidad y apego a la Constitución. Si este poder queda subordinado a intereses externos, si se vuelve rehén de la política, entonces pierde sentido.
Hoy más que nunca, necesitamos ciudadanos que vigilen, pregunten, critiquen, participen y defiendan el valor supremo de la justicia.
Porque un juez electo no deja de ser juez.
Y un ciudadano que vota, tampoco deja de ser vigilante.