Por Bárbara Aucejo, Fundadora y Directora de la firma de imagen pública Qué Bárbara, dedicada a construir y afianzar tu marca personal
Ante la menor frecuencia de la realización de eventos presenciales, muchos perfiles directivos se muestran relajados con respecto a aquello que afecta al mantenimiento y trabajo de su imagen. Si bien hay quienes se sienten más perdidos que nunca con este tema, ante esta nueva normalidad se imponen nuevas formas de seguir haciendo negocios.
Lo cierto es que la imagen (en sentido amplio) es incluso más importante que antes, por el aumento de la competencia, la crisis y los continuos cambios en cuestiones de salud, política, ecología que afectan a las empresas de una forma u otra. Por lo tanto, se hace indispensable destacar, y ahora no sólo a nivel físico, sino también a nivel holístico.
Estamos en un momento en el que muchos se plantean cómo dar una buena impresión en una videollamada, con el reto que supone prescindir de todos los atajos de comunicación que te permitía una reunión presencial, por ejemplo.
Parece que la apariencia física ha quedado relegada a un segundo plano, pero no hay que olvidar los estereotipos. La pandemia ha beneficiado a muchos que han descubierto los beneficios de hacer ejercicio a diario; aunque otros han sido víctimas de la ansiedad y han sufrido incluso un cambio en su morfología corporal, coadyuvando a unos estereotipos asociados a algunos tipos de cuerpo que, en ocasiones, no ayudan.
Los estereotipos estudiados respecto a la morfología corporal son tres:
Cuerpo endomorfo: blando, redondo, con sobrepeso. Éste comunica que la persona es dependiente, tolerante, cooperativa, generosa, complaciente, pausada, perezosa, simpática, sociable.
Cuerpo mesomorfo: robusto, ni por arriba ni por debajo de su peso ideal, en buen estado físico, con cierta musculatura, pudiendo ser atlético. Éste denota que la persona es dominante, competitiva, decidida, emprendedor, optimista, audaz, confiada, jovial, protectora, agresiva
Cuerpo ectomorfo: por debajo de su peso ideal, alto y en apariencia frágil. Éste comunica que la persona es aislada, tímida, seria, sensible, diplomática, meticulosa.
Afortunadamente, nuestra imagen personal no sólo es nuestra apariencia física. Tampoco es sólo nuestro tipo de cuerpo y cómo lo producimos para disimular si en esta cuarentena pasamos de un cuerpo mesomorfo a uno endomorfo o ectomorfo, si es que ese cambio nos perjudica en el mensaje que nos interesa lanzar a nuestro interlocutor.
Nuestra imagen personal es todo eso y más. En estos momentos en los que nuestro cuerpo físico está menos expuesto que antes, es una buena oportunidad para recapacitar y ver la imagen personal o imagen pública como un todo holístico.
Tratemos de alinear nuestro cuerpo físico con nuestra comunicación, para sostener nuestra energía y no caer en pánico, excesos o preocupaciones que nos hagan perder el norte, pudiendo así evolucionar y trascender más allá de lo puramente material y económico, rompiendo con el estereotipo de que los líderes empresariales son personas ajenas a sentir y sufrir.