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Lo que nos enseñó la historia de redención de Tiger Woods

Solo Eldrick Tiger Woods (1975) conoce el calvario que vivió la última década. Hace una década, el considerado por muchos mejor golfista de la historia, se introdujo en una espiral negativa que lo sumió al mismo infierno, cuando explotaron sus problemas maritales: confeso adicto al juego, al alcohol, y al sexo, lo que derivó en la solicitud de divorcio de su entonces esposa, Elin Nordegren, y en la separación de numerosas marcas que decidieron cortar lazos con el deportista.

A partir de ese momento, se encadenaron una serie de eventos que amenazaron su carrera como deportista profesional. Se retiró indefinidamente del golf para tratar de reconducir su vida familiar; y si bien, entre 2012 y 2013 logró obtener triunfos importantes, en 2014 comenzó su vía crucis en forma de lesiones, al sufrir problemas graves en la espalda que requirieron tres cirugías.

El someterse a las intervenciones quirúrgicas no fue ni siquiera con la intención principal de volver a competir profesionalmente en el deporte que amaba; no, eso quedó en un segundo plano. El dolor que lo aquejaba era tan intenso, que el principal deseo de Tiger Woods era terminar con la tortura y el suplicio físico que lo aquejaba: “Cuando esté curado, espero volver a la vida normal, jugar con mis hijos, competir en golf profesional, y vivir sin el dolor contra el que llevo luchando tanto tiempo».

La situación llegó a ser muy desesperanzadora. Pese a las operaciones, su estado físico no mostraba ninguna mejora. Tras someterse a una fusión espinal, Tiger Woods reconoció en una rueda de prensa que tal vez nunca más podría volver a jugar golf. Las circunstancias parecieron insalvables en mayo de 2017, cuando fue detenido en Florida por conducir bajo los efectos de las drogas. La policía informó después que hallaron hasta cinco narcóticos en la sangre del deportista, la mayoría de ellos analgésicos para lidiar con el dolor.

Sin embargo, Woods logró sobreponerse a ese cúmulo de reveses y descalabros. En 2018 inició su milagrosa recuperación. Por eso, ayer, al ganar su quinto Masters de Augusta después de 14 años de enfundarse la icónica chaqueta verde; y 11 años después de conseguir su último Major,  la cara y la reacción de Tiger Woods dejaron adivinar la paz, el júbilo y la tranquilidad alcanzadas tras sortear una travesía de más de 10 años en la que miró de frente al abismo en numerosas ocasiones.

No en vano, logró que prácticamente todo Estados Unidos estuviera en vilo, deseando su victoria, como apuntó el periodista Colin Cowherd: “Este país está más dividido que nunca, pero nunca subestimen el poder del deporte. Los deportes nos sanan, nos empoderan, nos conectan. No recuerdo la última vez que en América todos estábamos alentando por lo mismo [la victoria de T.W.]».

Ignora a quienes duden de ti

Tras su serie de escándalos y lesiones, varios periodistas y personalidades descartaron de manera contundente -e incluso irrespetuosa- la posibilidad de que Tiger Woods saliera victorioso otra vez; incluso algunos sugirieron que se retirara y lo tildaron de ‘exgolfista’ aún cuando seguía jugando.

«Nunca más va a volver a ganar otra competición», «El próximo comunicado de Tiger Woods debería decir ‘Me retiro'», «Estás acabado. Retírate con algo de dignidad», fueron algunas de las expresiones que virtieron sobre él.  Sin embargo, el estadounidense mostró  un carácter imperturbable ante las críticas de las que fue objeto.

Como apunta Jason Forrest, un columnista de Entrepreneur, la imagen que Tiger Woods tenía de sí mismo era muy diferente a la que el mundo tenía de él: «Sí, cometió errores. Pero reconstruyó su imagen como la de un campeón. Sin duda se había  visualizado sosteniendo la chaqueta verde miles de veces antes de que realmente ocurriera. No puedes alcanzar el siguiente nivel de éxito si no tienes una imagen positiva de ti mismo. Tu mente es tu más grande aliada. Úsala sabiamente».

Aprende del fracaso

Ayer Tiger Woods protagonizó una de las grandes historias del deporte de todos los tiempos, sí, pero su redención se empezó gestar tiempo atrás. En septiembre del año pasado ganó su primer torneo GPA desde 2013. En aquella ocasión, la especialista en negocios y columnista en USA TODAY,  Rhonda Abrams, escribió: «Tiger nos brinda una importante lección. No importa qué tan duro caigas o qué tanto fracases:  eres capaz levantarte. Ofreció un rayo de esperanza para todos aquellos que hemos sufrido el dolor del fracaso».

«He pasado por mucho este año para llegar adonde estoy. Con entendimiento y lucha, he tenido que abrirme mi propio camino. Ciertamente estoy mucho mejor preparado gracias a todo lo que he pasado», dijo Woods.

Encara la adversidad y los retos

En su blog, el coach de golf, David Mckenzie, hace referencia a la dureza mental de Tiger, explicando que, a su juicio, esa es la característica por la cual ha sido tan exitoso. «Los grandes atletas tienen la habilidad de seguir peleando y afrontar los retos», escribió, . Lo anterior lo constató con una declaración que dio el propio Woods inmediatamente después de conseguir el torneo GPA  hace unos meses:

«Fue un combate, pero amé cada segundo. La pelea, la lucha, las condiciones adversas…el hecho de tener que aceptarlas y seguir tirando…amé todo eso».

Esfuerzo por encima del talento

«Se esforzó como nadie más haría. Se comprometió en la rehabilitación de su espalda cuando nadie más pensó que era posible. Arregló su swing, se mantuvo en forma y siempre se empujó así mismo más lejos. Siempre se resistió a la tentación de atribuir el éxito a la genética. La historia que escribió Woods es una prueba de que el esfuerzo es infinitamente más importante que las habilidades con las que naciste», escribe Forrest.

Tiger Woods pudo entregarse a la idea de que no necesitaba esforzarse; que su genio para practicar el deporte de sus sueños bastaba para sobresalir. Este pensamiento contrasta drásticamente con lo que alguna vez dijo Iker Casillas, ex portero del Real Madrid, quien afirmó que «aquellos que tienen un talento innato solo necesitan mantenerlo», justificando así su reticencia a ejercitarse en el gimnasio.

Claramente, Tiger Woods no comparte esta visión. Seguir compitiendo al máximo nivel implicaba sacrificio, trabajo, sudor, lágrimas.  «He intentado adaptarme al equipamiento porque mi swing ha cambiado y mi cuerpo ha cambiado. Ha sido difícil», reconoció.

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