Un líder debe infundir esperanza en el equipo. Esa es la premisa central de la clase impartida por Rafael López, CEO de Grupo D, en una de sus participaciones en el programa Sprint Líder, un espacio de mentorías dedicado a jóvenes emprendedores.
Inspirado por la célebre frase de Napoleón Bonaparte —»A leader is a dealer in hope»—, López plantea que en tiempos difíciles, el liderazgo auténtico se mide por su capacidad de transmitir estabilidad, optimismo y confianza, incluso cuando todo parece derrumbarse. En un contexto de incertidumbre, la figura del líder debe proyectar convicción, dirección y serenidad.
En momentos de crisis, la esperanza puede cambiar el destino de un proyecto
Históricamente, Napoleón convenció a sus tropas de luchar —e incluso morir— por objetivos que no eran seguros. Lo hizo a través de la esperanza. Esa misma lógica aplica a los emprendimientos: todo proyecto atraviesa momentos de duda, crisis y desgaste.
Datos del Startup Genome Report 2023 revelan que el 92% de las startups atraviesan al menos una crisis crítica durante sus primeros tres años. De ellas, solo el 14% logra superarlas y consolidarse. ¿Qué hace la diferencia? El liderazgo emocional del fundador y su capacidad de infundir energía positiva en el equipo.

Cuando el líder inspira esperanza, el equipo avanza con determinación
La esperanza no es una emoción decorativa. Es una estrategia de liderazgo. Cuando el entorno se torna incierto y la presión amenaza con derribar el proyecto, la actitud del líder define si el equipo resiste o se desintegra.
Un líder debe infundir esperanza en el equipo. Es su deber, pero también su ventaja competitiva. Porque un equipo esperanzado avanza, crea, mejora y no se rinde.
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