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El legado de un rey llamado Kobe Bryant

La muerte de Kobe Bryant trasciende al mundo deportivo por el impacto que dejó.

La muerte de Kobe Bryant trasciende al mundo deportivo por el impacto que dejó.

El filósofo y escritor español Javier Gomá dijo en una entrevista: Vive de tal manera que tu muerte sea escandalosamente injusta. El fallecimiento de Kobe Bryant (1978-2000) es precisamente eso: una pérdida irreparable que trasciende al mundo del baloncesto, al ver cegada intempestivamente la vida de una de las figuras más singulares y carismáticas de las últimas décadas. 

Es difícil destacar solo una cosa del legado que deja su brillante carrera, pero hay un elemento que definió su vida y que ha inspirado a millones de deportistas y personas alrededor del mundo: una mentalidad de superación férrea e inquebrantable, aquella designada como Mamba Mentality. 

Mamba Mentality significa la continua búsqueda por tratar de ser la mejor versión mí mismo, de ser mejor hoy que ayer y ser mañana mejor que el día anterior”, explicó el propio mito hace unos años. 

Ese gen competitivo ya se asomaba de niño. En alguna ocasión, manifestó que a los 6 años le molestaba muchísimo sentir que había una debilidad en él, un punto flaco. Verse vulnerable, en cualquier sentido.

En aquel entonces era su mano izquierda, por lo que se puso a trabajar intensamente para convertir esa flaqueza en una fortaleza: se lavaba los dientes con ella, escribía su nombre completo con ella…Vamos, que ya daba visos de tener una mentalidad hecha de otra pasta.

Desde esa tierna etapa, Bryant visualizaba un objetivo claro: incrustar su nombre en lo más alto del olimpo del baloncesto.

“Siempre supe qué era lo que quería lograr, y sabía qué tanto tenía que trabajar para conseguir mi propósito. Las expectaciones que puse en mí mismo eran más altas de las que alguien pudo haber puesto en mí”. 

Para él, el fracaso no era una alternativa. No se concebía a sí mismo como un ser doblegado por la derrota. Su obsesión por la victoria llegaba a niveles enfermizos, maniacos. En cierta manera, encarnó la frase de Ernest Hemingway: «El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado»

Cuando decimos que un objetivo no puede alcanzarse, que no puede hacerse, nos estamos infravalorando a nosotros mismos. Mi cerebro no puede procesar el fracaso. No lo procesará. Porque si tengo que sentarme y decirme a mí mismo que soy un fracaso, creo que eso es incluso peor que la muerte«, dijo alguna vez.

Kobe Bryant desarrolló un amor tan hondo hacia su pasión que, como se ve reflejado en su conmovedora misiva “Dear Basketball” , confiesa haberse desvivido por ella. Porque para él, la grandeza no estaba exenta de sacrificio, de renuncia. 

Te di todo. Mi mente y mi cuerpo. Mi espíritu y mi alma”, escribe en su carta de amor.

«Si realmente quieres ser bueno en algo, tienes que preocuparte verdaderamente por serlo. Si quieres ser bueno en un área en particular, tienes que obsesionarte por serlo. Mucha gente dice que quiere ser grande, pero ellos no están dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para lograr la grandeza. Tienen otras preocupaciones, sean importantes o no, y se alejaron del camino. Eso está muy bien. Después de todo, la grandeza no es para todos. Lo que digo es que la grandeza no es no es fácil de lograr. Requiere mucho tiempo, muchos sacrificios. Requiere muchas decisiones difíciles. Requiere que tus seres queridos se sacrifiquen también, por lo que debes tener un círculo comprensivo de familiares y amigos. [La gente] no siempre entiendo cuánto esfuerzo dedican algunas personas para que otra persiga su sueño de ser grandioso”, reflexionó.

La grandeza de Kobe Bryant puede traducirse en sus  cinco anillos de la NBA, en 18 All Star Games y sus dos medallas de oro olímpicas con Estados Unidos. O en sus más de 33 mil puntos anotados, la cuarta cifra más alta en la historia de la liga.

Pero si nos limitamos a ese enfoque, estaríamos desviando nuestra mirada sobre lo verdaderamente esencial.

Es cierto. Kobe vivió gran parte de su carrera en la búsqueda de ser la mejor versión de sí mismo  para ser considerado el mejor jugador de todos los tiempos de la NBA. 

No obstante, paulatinamente se fue percatando que  “la cosa más importante en la vida es cómo tu carrera mueve e inspira a la gente que está alrededor de ti y cómo impulsa a las próximas generaciones. Esa es la verdadera grandeza”. 

El espíritu ultra competitivo que encarnó el exjugador norteamericano fue aliento no solamente para sus compañeros de profesión, sino también se extendió a otras ligas, otros deportes. No resultó anormal que varias franquicias y jugadores se acercasen a él para entender e incorporar su cultura de trabajo y la ética bajo la que se regía. 

En una entrevista para USA Today, el jugador de la NFL, Demario Davis, resume la trascendencia del legado que deja Kobe Bryant y su celebérrima Mamba Mentality:

“El impacto de Kobe trasciende al basquetbol. Trasciende la vida. Mamba Mentality es más un enfoque que cualquier otra cosa. Se trata de atacar lo que está frente a ti con pasión y propósito, sin miedo y duda y sin un atisbo de huída. No importa lo que sea, bueno, malo; éxito, fracaso, ese es su enfoque. Eso es lo que significa tener Mamba Mentality. 

En el mismo reportaje, el quarterback de los Baltimore Ravens, Robert Griffin III, va más allá, señalando que el lema de Kobe Bryant le dio esperanza a la gente, “esperanza de que si permaneces concentrado y trabajas lo suficiente, tus objetivos son alcanzables, sin dejar que nadie te detenga”. 

La competitividad de Bryant en una cancha era incuestionable. Como dijo el comentarista de televisión Shannon Sharpe, a Kobe le llamaban “Black Mamba” porque, como dicha serpiente, tenía un veneno mortal, porque ataca sin provocación. Sin embargo, su faceta fuera de la cancha era encandiladora:

“No tenía amigos en la duela, pero sí fuera de ella. Tenía un corazón de oro que te hacía sentir como si te conociese de toda la vida. 41 años podría no parecer mucho tiempo, pero si has vivido una vida tan realizada y satisfactoria como él, es una eternidad”. 

https://www.youtube.com/watch?v=ziUc0OCDmoU

Kobe era una persona sumamente querida y admirada por todo el mundo. El trágico desenlace de su vida y la de su hija, Gianna-Maria, hace que resuenen aún más las palabras que profirió hace algunos años, en la antesala de su retiro.

En una entrevista, el reportero le preguntó qué haría si tuviera la capacidad de regresar el tiempo. ¿Cambiaría actitudes, acciones? ¿Mostraría arrepentimiento por un momento en específico? La respuesta que brindó Black Mamba no pudo ser más definitoria:

“Si tuviera el poder de volver hacia atrás, jamás lo usaría. Piénsalo: si fuera así, todo  momento que atravesé no significó nada. Porque siempre podría volver atrás y repetirlo otra vez. Entonces pierde su esencia. Pierde su belleza. Las cosas tienen un final. Los momentos nunca volverán”. 

Ante su muerte súbita -e injusta, como diría Gomá-, no cabe más que rescatar las palabras que el comentarista Álvaro Martín enunció en el retiro de la duela del mítico jugador de la NBA: “Se terminaron sus batallas, ahora camina hacia la luz.  Hacia el panteón de las leyendas”. Kobe Bryant.

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